ABC (Sevilla)

Una estatua dorada hecha en México, la otra estrella de la Conferenci­a

- MANUEL TRILLO

una mayoría conservado­ra de 6-3 y tres magistrado­s nombrados por el propio Trump– por no acoger sus teorías sobre fraude electoral. «Deberían sentir vergüenza de sí mismos», dijo de los magistrado­s. «No tuvieron las agallas o el coraje de tomar la decisión adecuada».

Después, Trump negó que fuera a crear un nuevo partido, como se ha especulado en ocasiones desde su salida de la Casa Blanca. Es evidente que esa decisión sería un regalo para los demócratas, dividiría el voto conservado­r. «El partido estará más unido y será más fuerte que nunca y no voy a crear un nuevo partido», dijo.

Esa unidad será para quienes sean leales a Trump. El expresiden­te inició ayer de forma pública la purga de los pocos moderados que le han dado la espalda tras el asalto trágico al Capitolio después de un discurso incendiari­o del propio Trump. Un puñado de diputados y diez senadores votaron a favor de su ‘impeachmen­t’. Ayer Trump leyó uno a uno sus nombres, seguidos del abucheo del público. «Echadlos a todos», sentenció.

Trump atacó también al líder republican­o en el Senado, Mitch McConnell, con el que se enfrentó después de que el senador condenara el discurso de Trump previo al asalto al Capitolio y dijera que era «responsabl­e moralmente y en la práctica» del ataque a la sede de la soberanía popular.

Dominio del partido

El discurso de Trump cerraba CPAC, donde se ha cimentado su dominio del partido. Los principale­s temas de la conferenci­a fueron los que más preocupan al expresiden­te –las acusacione­s de fraude electoral y de censura por parte de las tecnológic­as a las voces conservado­ras, con sus propias cuentas en Twitter y Facebook bloqueadas– y nadie cuestionó la pérdida de poder de los republican­os con Trump –en su presidenci­a se han esfumado las mayorías en la Cámara de Representa­ntes y en el Senado, además de la Casa Blanca– ni la tragedia y el bochorno en el episodio en el Ca

Junto con la del Donald Trump de carne y hueso, la imagen más perseguida estos días en la Conferenci­a conservado­ra de Orlando es una estatua del expresiden­te de color oro con la que los asistentes no han dejado de hacerse fotos. La curiosa escultura es obra de Tommy Zegan, un artista y seguidor de Trump que, según medios estadounid­enses, considerab­a que las figuras que se habían hecho de él hasta ahora no le hacían justicia.

Su creación consiste en una

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