ABC (Sevilla)

Calviño y Ábalos tienen que lidiar con los deseos y errores del jefe en temas de gran relevancia

- JOHN MÜLLER

Más allá del CGPJ, el Ejecutivo de tiene un par de asuntos que resolver en el corto plazo de gran importanci­a económica y política. El más importante es el de las ayudas directas que autoriza el Marco Temporal adoptado por la UE el 28 de enero. Nadie se explica cómo lo que debería ser una oportunida­d se ha convertido en motivo de discordia, hasta desembocar en un choque abierto entre la banca y el Gobierno. En la caja de herramient­as

Sánchez Pedro

europeas están las quitas, pero no son de ninguna manera la primera opción.

Es probable que, por haber pasado tanto tiempo en Bruselas, ignore que, junto con la irrupción de Podemos, en España se generalizó la idea de que cuando alguien deja de pagar un préstamo no es responsabi­lidad suya, sino de quien le prestó. Esto choca con la visión del norte. No nos olvidemos que, en alemán, «deuda» y «culpa» comparten la misma palabra, «Schuld», lo que añade una dimensión moral al asunto. Pero aquí, poner las quitas al mismo nivel que las reestructu­raciones o moratorias, no es una apreciació­n técnica, sino una invitación a un festival del riesgo moral.

Esta semana, el Gobierno debería ofrecer más detalles sobre qué piensa hacer e ilustrarno­s sobre ese «paquete adicional» de 11.000 millones que Sánchez anunció el miércoles y que Calviño aún no sabía cómo bautizar al día siguiente. Por lo visto, el presidente, molesto porque su Gobierno sale mal en la foto de las ayudas directas, ha decidido tirar la gorra al otro lado del muro y obligar a Calviño a saltarlo.

Es muy probable que, en el tema de los créditos ICO y la banca, la solución que se plantee se inspire fundamenta­lmente en el Código de Buenas Prácticas para

Nadia Calviño

los deudores hipotecari­os que el Gobierno de

desarrolló a partir del Real Decreto Ley 6/2012 y al que se añadieron otras normas en 2013 y 2017. Ahí hay una serie de medidas razonables y escalonada­s que permitiría­n reconducir el diálogo con la banca.

Más enervante para el Gobierno, y no menos importante, es el asunto del precio de los alquileres. El problema es que Sánchez dio luz verde a esa parte del acuerdo del PSOE con Podemos que hizo posible su Gobierno y que desarrolla en 12 puntos varias medidas de intervenci­ón del mercado de la vivienda. Lo pactado es explícito: «Frenaremos las subidas abusivas del alquiler».

Lo que no se ha destacado lo suficiente es que hubo diversas personas, entre ellas y

ex secretaria general de Vivienda que dejó el cargo en febrero de 2020, que le advirtiero­n a Sánchez de que no podía ceder en ese punto, porque está demostrado que los efectos de una intervenci­ón son complejos. En Berlín, que Podemos utiliza como ejemplo, los alquileres bajaron, pero la oferta cayó y la gente se marcha a los alrededore­s pese a que la dotación de alquiler público es más alta que en España. En este asunto, el encargado de saltar el muro es

no Rajoy Helena Beúnza, MariaPedro Saura José Luis Ábalos. jmuller@abc.es

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