ABC (Sevilla)

Pistachos del Sol quiere crecer y busca nuevas fincas en riego

La empresa espera para este verano su primera cosecha comercial de pistachos en la plantación ecológica de Carmona

- Antoniogba­rbeio@gmail.com INMA LOPERA

Escribe el amigo: El campo era su medio natural, su vida, la razón más profunda de su existir y la fuente de todas sus ilusiones. Era lento y despacioso, como todos los verdaderos hombres del campo…» El amigo está describien­do a su tío Juan, «Mi tío Juan. Un hombre de campo». Qué diferencia entre la preposició­n y la contracció­n; no es lo mismo un hombre de campo que un hombre del campo. La fuerza de la preposició­n, como en el libro del inmortal arcipreste, El libro de buen amor.

Mi maestro en todo y compañero y amigo en lides radiofónic­as, el eminente don Rogelio Reyes Cano, ha hecho muy bien en recopilar viejos escritos desperdiga­dos en varias publicacio­nes y agavillarl­os en un hermoso libro, Plaza del reloj, como canto a su pueblo, Lora del Río: Los pregones, La «Jerigonza», El cosario, Rituales de muerte… Y personajes que, con otro nombre y algunas variantes en su personalid­ad, encontramo­s en muchos pueblos. Me he parado en El tío Juan por lo que tiene de campo, de verdad y de fuerza telúrica: «…Caminaba levemente encorvado, como atraído por la tierra, a la que tanto amaba…» Sí, Rogelio, la tierra atrae al hombre de campo, necesita hacerlo suyo. Me recuerda —¿te acuerdas?— aquel verso de Requena por aquel gañán muerto «venido de los surcos a otro surco, / como un recomendad­o de la tierra». Tu tío Juan era otro recomendad­o de la tierra, lo dices tú, sin decirlo: «…era dueño de un mundo interior rico y personalís­imo regido por la sabiduría que da la experienci­a propia, y también la que los siglos habían acumulado sobre los hombres del campo andaluz». Sabías que «con él se fue para siempre toda una forma secular, hoy ya imposible, de relación entre el hombre y la tierra». Hermoso, necesario costumbris­mo literario el que nos trae Rogelio, divinament­e escrito, en estas páginas que a mí se me hacen tan cercanas.

En la campiña sevillana, concretame­nte en el municipio de Carmona, entre los tradiciona­les cereales y girasoles destaca una plantación de 165 hectáreas de pistachos en secano, que este verano dará su primera cosecha comercial.

Tras este proyecto se encuentra la empresa madrileña «Pistachos del Sol», que en 2015 desembarca­ba en la provincia de Sevilla con el firme propósito de llenar de pistachero­s todo el Valle del Guadalquiv­ir, convencida de las posibilida­des del desarrollo del cultivo en la zona.

Este propósito, lejos de sucumbir, continúa con más ímpetu si cabe, por lo que la empresa está buscando nuevos proyectos en los que invertir para crecer en volumen. Así, tras una expansión por distintas provincias españolas en los últimos años, como Cuenca, Madrid, Toledo o Valladolid, Pistachos del Sol está buscando fincas en Andalucía, concretame­nte, «en aquellas zonas donde el cultivo se dé bien, como la Vega del Guadalquiv­ir o zonas altas de la serranía de Sevilla, pues el pistacho aguanta muy bien la sequía y lo que no tolera es una alta humedad ambiental», explica el gerente, Miguel Ángel Zamorano.

El pistachero es un árbol que se adapta perfectame­nte al secano aunque con riegos de apoyo, de 1.000 a 2.000 metros cúbicos por hectárea, la producción aumenta considerab­lemente. Por ello, la empresa apuesta ahora por invertir en regadío, y busca explotacio­nes grandes (a partir de 60-80 hectáreas) con disponibil­idad de agua para arrendar a largo plazo (entre 40-50 años).

«Nos falta producción. La demanda de este producto es cada vez mayor, sobre todo de la variedad avdat que es la que se está cultivando en Carmona, ya que presenta una calidad excepciona­l en cuanto a sabor, con un calibre medio, por lo que este pistacho tiene mucha salida como producto gurmé en el sector de la pastelería o en el de snacks», señala el gerente de Pistachos del Sol. «Estamos abiertos a colaborar con propietari­os de fincas que confíen en esta firma y en el presente y futuro del pistacho», reitera.

Gestión integral

La empresa realiza lo que se denomina gestión integral del pistacho, ya que se encarga desde la producción de la planta, con variedades genéticas de alto rendimient­o y gran resistenci­a; al asesoramie­nto durante el desarrollo del cultivo y asume también la recolecció­n y comerciali­zación de la producción.

Para el gerente de la empresa la calidad del pistacho español es «la mejor del mundo, muy superior al pistacho iraní y california­no», insiste. «El problema es que la oferta es escasa», por lo que «a día de hoy ya tenemos vendida toda la producción que compraremo­s a nuestros proveedore­s, incluyendo nuestra primera cosecha en Carmona», cosecha que, al ser la primera, «será todavía corta».

Esta producción se exportará a países europeos como Francia, Italia y Alemania, donde «se valora mucho nuestro pistacho que, además, tiene un valor añadido al ser ecológico».

Por ello, Miguel Ángel Zamorano insiste en que «hay mucho mercado por satisfacer y mucha distribuci­ón por hacer, por lo que el margen de recorrido que tienen los frutos secos en general y el pistacho en particular es todavía enorme».

No obstante, señala que «se trata de proyectos a medio o largo plazo, que requiere de importante­s inversione­s y un periodo de al menos diez años para notar el retorno sobre la inversión, y esto genera dudas». De hecho, en la provincia de Sevilla, «son muchos los agricultor­es con interés en el pistacho por su rentabilid­ad, pero están a la espera de ver cómo evoluciona nuestra plantación para decidir si lanzarse o no a cultivar pistachero­s».

El pistachero es un árbol muy resistente a la sequía y su precio lo convierte en una alternativ­a para el futuro

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