Portugal
Fuerte polémica en el país vecino tras la iniciativa de un diputado socialista para que se destruya el lisboeta Monumento de los Descubrimientos, uno de los más visitados del país, por el simple hecho de haber sido levantado durante la dictadura de Salaza
Portugal mira hacia atrás con ira (o al menos desde ciertos sectores). Su lugar a bordo de la historia de la humanidad como coprotagonista, junto con España, del desembarco en el Nuevo Mundo despierta entre algunas de sus huestes contemporáneas mucho más que suspicacias en pleno siglo XXI, especialmente en este contexto que parece haber convertido en una moda el revisionismo de los hechos en aras de preservar lo políticamente correcto… Solo que, a cambio, el sinsentido se cierne sobre un legado imposible de trastocar porque, sencillamente, forma parte de la memoria colectiva, más allá de su idoneidad o anacronismo, más allá de filias y fobias, más allá de hagiografías coyunturales recubiertas de pretensiones duraderas. Por eso, el Monumento de los Descubrimientos se ha transmutado en una suerte de ‘monumento de la discordia’, sobre todo desde que el diputado socialista Ascenso Simoes se ha atrevido a alzar su voz para proclamar que debería haber sido destruido por su marchamo de obra realizada durante la dictadura de Salazar.
Si al emblemático puente concebido como el Golden Gate europeo se le mudó el nombre por el del emblemático 25 de Abril
(con tal de tapar que se apellidaba como el dictador que nunca se terminó de fiar de Franco), ¿por qué continúa en pie semejante oda al colonialismo?, se pregunta el polémico miembro del partido que sustenta el Gobierno liderado por Antonio Costa.
«En un país respetable, ya habría sido derribado», han sido las altisonantes palabras de Simoes, que han levantado ampollas incluso en el seno del socialismo a la portuguesa.
Pero la sorpresa no queda ahí, sino que se completa con el silencio desde sus propias filas para estupor de los ciudadanos lusos de a pie, que no entienden por qué el parlamentario no resultó descalificado inmediatamente por sus compañeros de partido ni se le expulsó de la Asamblea de la República.
Por esa misma senda, pero con mayores dosis de radicalismo, ha ido la siempre chirriante diputada independiente Joacine Katar Moreira, quien ha difundido una imagen virtual de gran impacto en el país vecino. Se trata de una fotografía en blanco y negro alterada digitalmente de tal manera que el Monumento de los Descubrimientos ‘despega’ del suelo como si fuese un ovni, en un claro símil de que ella está a favor de que se esfume de su emplazamiento en Belém, próximo al Monasterio de los Jerónimos.
Y allí, en la plaza del Imperio, se ha desatado un revuelo complementario, que guarda relación porque el concepto es parecido: la pugna por retirar 32 centros de flores y piezas heráldicas conmemorativas que enmarcan la belleza del lugar, pero que algunos consideran como un vestigio del colonialismo. Mejor dicho, ‘algunos’ significa quedarse corto porque fue el propio Ayuntamiento (socialista) de Lisboa el que abanderó la petición y… acabó provocando un movimiento de rechazo articulado en la plataforma Nueva Portugalidad, encabezada por Rafael Pinto Borges.
La guerra sin cuartel, incluida la presión para nombrar de otra forma el precioso rincón, se extendió a lo largo de un cruce de cartas y NP ha recogido casi 10.000 firmas para evitar que las flores y los escudos fuesen trasladados a otro emplazamiento. Es, por tanto, gracias a ellos que la plaza no va sufrir ningún retoque, de nuevo bajo supuestas pretensiones revisionistas. Pinto Borges no ha dudado en mostrar la beligerancia combativa que el asunto requería, tal cual él mismo relató a ABC en
El Monumento a los Descubrimientos se ideó como obra perecedera para la exposición de 1940, pero la gran acogida popular lo convirtió en permanente. Tiene una altura de 52 metros