El Gran Poder, en Domingo de Ramos
La hermandad va a honrar la memoria de los pilotos Jiménez e Iglesias con una placa para Tablada
n 1929, el de la Exposiciónn Iberoamericana, Sevilla dis-sfrutaba de su condición dede «ciudad de los prodigios» conn la que Eduardo Mendoza tituló suu memorable novela sobre la Barcelo-ona de ese mismo año. Todo tenía apa-ariencia de ser excepcional aquellaa primavera y realmente lo fue: Jesúsús del Gran Poder se paseó por Sevillala el Domingo de Ramos.
El 24 de marzo de 1929 era Domin-ngo de Ramos. ABC había publicadoo un número dominical extraordina-ario que se abría con una foto retros-spectiva de la procesión de las palmasas por las gradas bajas de la Catedral, a la altura de Matacanónigos, seguida de seis páginas sobre las cofradías sevillanas.
A las 17.40 de la tarde, según relataba la crónica de ABC, el avión Breguet XIX bautizado como ‘Jesús del Gran Poder’ despegaba del aeródromo de Tablada elevándose sobre el cielo de la ciudad «aproximadamente a las seis de la tarde, hora en que la población se hallaba en la calle presenciando el desfile de las cofradías».
La hermandad de San Lorenzo había hecho llegar un telegrama a los arriesgados pilotos expresando sus votos para el trayecto que tenían por delante: «Que el Gran Poder de Jesús ayude al Jesús del Gran Poder». Este texto será el que figure en una placa conmemorativa con la que la hermandad ha querido unirse al centenario de la base aérea de Tablada dentro del año jubilar por el Señor.
ESobrevuelo de la Cena
La crónica en el periódico de aquella salida extraordinaria nos llega, 92 años después, con el eco de un evidente rumor: «El aparato pasó sobre las proximidades del barrio de la Macarena, a unos 500 metros de altura, en el preciso momento en que desfilaba la cofradía de la Sagrada Cena. La hermandad, al darse cuenta de ello, hizo una parada, y el párroco de la iglesia de Omnium Sanctorum, don Antonio Rojas Cordobés, impetró en una oración el divino auxilio para que favoreciera con un viaje feliz a los intrépidos pilotos, caballeros del aire».
Quienes vivieron en la madrugada de 1991 el alboroto que produjo el helicóptero desde el que se rodaron las escenas a vista de pájaro de la carrera oficial en Madrugada para la película ‘Semana Santa’ de Manuel Gutiérrez Aragón, no tienen que imaginar el impacto que supuso la irrupción del avión, a tan baja altura, en el momento de la procesión.
De hecho, la idea de sobrevolar la cofradía del productor cinematográfico Juan Lebrón no hacía sino reproducir, siete décadas después, el propósito inicial de los dos aviadores, Ignacio Jiménez y Francisco
Iglesias, de creer a
Tomás de Martín-Barbadillo, que el 8 de abril de 1928
(un año antes), daba cuenta en
‘Blanco y Negro’ del «proyecto de Jiménez e Iglesias de despegar en Sevilla – donde nosotros trazamos estos renglones– precisamente la madrugada del Viernes Santo, y luego de volar sobre el mágico cortejo implorando la protección de Jesús del Gran Poder, que da nombre a su aparato, pondrán proa –se dice– hacia Oriente, y por la costa norteafricana y el Asia Menor».
Pero no pudo ser. El artículo del colaborador co apareció publicado en la revista el Domingo de Resurrección, ció cuando se había pasado la fecha ch para la que había formulado su vaticinio: va «El colaborador de una revista, vi si desea que sus originales no aparezcan ap con demasiado retraso, ha de anticiparse al vértigo de los acontecimientos ac y preverlos, cosa bastante ba más difícil que comentarlos lo reposadamente a posteriori».
Bendición B y botadura
EsEse primer vuelo del ‘Jesús del Gran PoPoder’ sobre tierra firme hacia Orientete no se materializó hasta el 29 de mmayo de 1928, casi dos meses después. Frustrado el anhelo de sobrevolar la cofradía del Gran Poder en la madrugada del Viernes Santo, dio tiempo a bendecir el avión ‘Jesús del Gran Poder’ el 30 de abril de 1928. Monseñor Ilundáin, revestido de pontifical, bendijo el avión ante un altar portátil donde había una imagen de la Virgen de Loreto, patrona de los aviadores. La Reina Victoria Eugenia hizo de madrina. Entre los asistentes al solemne acto en Tablada, el inventor Guillermo Marconi.
El vuelo del ‘Jesús del Gran Poder’ a Poniente del año 1929 supuso batir el récord de mayor permanencia en vuelo sobre el mar con un avión terrestre, algo que se produjo el día 26. Recorrieron un total de 6.550 kilómetros en 43 horas y 50 minutos desde aquel Domingo de Ramos en que el Gran Poder salió por Sevilla. Por los cielos, claro está.