ABC (Sevilla)

¿Iglesias y Ayuso? Hasta Rociíto va a polarizar España

- Tech boom BELMONTE

mundo más vulnerable al cambio climático».

El objetivo de Suárez es convertir a Miami en el nuevo Silicon Valley: atraer a tecnológic­as con el caramelo de su buen tiempo (aquí no menciona el calor insoportab­le del verano y la amenaza de los huracanes en otoño), sus playas, sus precios y sus impuestos bajos (en Florida, como en Texas, no hay impuesto estatal y el que puede se muda allí para pagar menos). ¿Para qué vivir en San Francisco, donde un apartament­o cuesta una fortuna, si por lo mismo te compras una mansión en Miami y, además, el agua de la playa, al contrario que la bahía franciscan­a, está caliente?

Suarez se marcó ‘un Laporta’ e instaló un cartel gigantesco en una de las principale­s autopistas de San Francisco para que los informátic­os de Google o Facebook vieran su mensaje: ‘¿Estás pensando en mudarte a Miami? Escríbeme por privado’, rezaba el cartelón, que imitaba un mensaje de Twitter desde la cuenta de Suárez. El alcalde ha conseguido establecer una creciente comunidad de emprendedo­res e inversores en el sector y, ha vendido a Miami como una ciudad amante de las criptomone­das (algo muy poco sostenible en lo medioambie­ntal, por otro lado).

De momento, lo que atrae en masa Miami sigue siendo a juerguista­s. Desde fuera, Florida se vende como un lugar ‘abierto para el negocio’ y los jóvenes han vuelto a emigrar para su ‘Spring Break’. «Miami está en y Los Ángeles no lo está, Nueva York tampoco», celebraba el mes pasado el gobernador del estado, Ron DeSantis, un aliado de Donald Trump que ha evitado imponer la obligación de llevar mascarilla y ha eliminado todas las restriccio­nes en Florida.

El lunes, la policía intervino ante un fiestón en Ocean Drive, la principal arteria de Miami Beach, con la chavalería sin mascarilla ni distancia. Los incidentes continuaro­n el resto de la semana, hasta que el jueves hubo antidistur­bios, estampidas, disparos, lanzamient­o de sillas de los restaurant­es de la zona… Se impuso un toque de queda de 8 de la tarde a 6 de la mañana que va a quedar hasta abril. Sus negocios quizá no pierdan tanto: el ‘Spring Break’ es turismo de botellón, con más riesgo de propagar el virus que de mover dólares.

UENTA Sharon Stone en sus memorias de próxima aparición que un productor le dijo que tenía que acostarse con su coprotagon­ista para que hubiera química en la pantalla. Al parecer, ese productor se había acostado con Ava Gardner y el resultado fue sensaciona­l. Para el rijoso productor, supongo. También recuerda cómo la engañaron en el plano del cruce de piernas. No sabía que habría un primer plano y le dijeron que se quitara las bragas porque el blanco reflejaba la luz. Cuando vio el plano, fue a la cabina de proyección y dio una bofetada a Paul Verhoeven. ‘Mucha gente me pregunta por cómo fueron mis días de superestre­lla. Eran como esto. O juegas o te vas de la partida’. La escritora turca Asli Erdogan, que publica ‘El edificio de piedra’ (Armaenia), dice en una entrevista a Macarena Gutiérrez que todo el mundo tiene un trauma del que es imposible escapar. Preguntada por sus traumas personales: «Son muchos. Tengo los clásicos de haber sido violada de joven, de haber pasado por la cárcel, la pérdida de un amante...». Los clásicos.

Ahora tenemos Rociíto para rato. Hasta Rociíto nos va a polarizar. Hay un estado de opinión. Que si me la creo, que si no, que no hay sentencias condenator­ias de malos tratos. Que esto es un linchamien­to en el tribunal popular de la tele. Que por qué nos creemos a esta y a Mia Farrow, no. El espectácul­o iniciado en Telecinco es truculento. No sólo por los jadeos de la entrevista­da sino por todo lo que ya está generando (Irene Montero metiendo las zarpas). No tengo certezas sobre nada, tampoco sobre esto. No sé si Antonio David, al que han expulsado de Telecinco, es Belcebú. Si todo es verdad. Si la memoria es un pantano, como dice Asli Erdogan («no me puedo fiar de ella»). Si tomarme esto como ‘La isla de las tentacione­s’ o como ‘Shoah’. ¡Que a esto le llamen documental! Yo me voy a llamar Myrna Loy.

Sharon Stone dice que hay muchas versiones sobre lo del cruce de piernas y el engaño. «Como yo soy la poseedora de la vagina en cuestión, los otros puntos de vista son mierda». Algo parecido pensará Rociíto.

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AFP Jóvenes de juerga, en los últimos días, en Miami Beach
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