POR MANUEL
Gobierno versus interés general
político-cultural occidental, la probidad y dignidad de los países, de los estados, se mide por su satisfacción de los estándares democráticos. El poner en duda la democracia en España, desde el propio Gobierno de la Nación, produce un daño en nuestra estimación internacional que, en definitiva, se traduce en lesionar el bien común del cuerpo social en su conjunto, es decir, del Estado.
Por ello, consideramos que las manifestaciones del vicepresidente pudieron encuadrarse en el art. 543 del Código Penal, como ofensas o ultrajes de palabra a España. Si ofender es dañar o menoscabar el honor, la estimación o la dignidad, es evidente que el menoscabo y daño en la esfera internacional para España se produjo, y con seguridad colaboraron a ello el individuo que anda por Waterloo y sus lacayos. Se da la circunstancia de que España ocupa el puesto 23 de 113 países en el índice de calidad de su Estado de Derecho, por delante de Francia, Bélgica, Portugal y otros, incluso Estados Unidos, conforme señala el estudio de la Economist Intelligence Unit, quien destaca que España desde el año 2014 ha mejorado su calidad democrática avanzando cinco puestos. Pero curiosamente, de los diferentes factores que utiliza dicho estudio, pluralismo electoral, participación política, política cultural, libertades civiles, es en el factor de funcionamiento del Gobierno donde obtenemos peor nota. Si los ciudadanos en general estamos sometidos al imperio de la Ley, con mayor intensidad hay que exigir al Gobierno que cumpla las normas.