El secesionismo quiere neutralizar a los Mossos antes de otro ‘procés’
El acuerdo entre republicanos y antisistema amplía la desprotección de la Policía autonómica ante el «embate» contra el Estado
Acumulación de fuerzas, confrontación con el Estado y celebración de un nuevo referéndum de autodeterminación. Estos son los tres estadios con los que trabaja el independentismo de cara a la nueva legislatura catalana, una estrategia cuya literalidad queda plasmada en un acuerdo de investidura entre Esquerra y la CUP y que en realidad viene a ser un programa de gobierno –a falta de que los republicanos pacten también con Junts–. Además de polémicas cuestiones programáticas, el acuerdo plantea la creación de una opaca «mesa de dirección estratégica» que funcione, en la práctica, como el llamado «estado mayor del ‘procés’» que en 2017 dirigió desde la sombra la organización del 1-O. La citada mesa de coordinación «debe ser un espacio de trabajo fuera de foco que no esté sujeto a las disputas del día más coyunturales o tácticas»; es decir, una plataforma de coordinación al margen de cualquier escrutinio público y que desde la opacidad, como en 2017, «prepare las condiciones del nuevo embate democrático».
La condición para que se lleven adelante los planes de ERC y la CUP es el previsible fracaso de la «mesa de diálogo» entre el Gobierno y la Generalitat, que republicanos y ‘cuperos’ condicionan a la consecución de una «solución política y democrática basada en la autodedeterminación y la amnistía», una nueva fase del ‘procés’ que se produce, además, en un momento en el que a los Mossos d’Esquadra, fruto del mismo acuerdo, se les despoja de cualquier capacidad disuasoria. Vía libre para que la calle se desborde.
La CUP, en la negociación
El pacto entre ambas formaciones da a ERC margen para seguir negociando dentro de la mesa de negociación con el Gobierno, si bien establece plazos y una doble pauta para una «rendición de cuentas» que debe ser «pública», de cara a la ciudadanía, pero también «discreta», dentro del marco de la citada «mesa de dirección estratégica» de partidos y entidades, y que en última instancia decidirá si el diálogo prosigue o se supende.
Metiendo a la CUP en la cocina de la negociación, planteando incluso la posibilidad de que los antisistema se incorporen al Govern, ERC se deja arrastrar a una espiral que previsiblemente acabará en una inevitable ruptura de su relación con el PSOE. Será durante la primera mitad de 2023 cuando los dos partidos independendentistas, y Junts si asume esta parte del acuerdo, evalúen de manera definiti