ABC (Sevilla)

Una cuarta parte de los fallecidos del mundo

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SÃO PAULO no hay camas ni en la red privada ni en la pública. Los pacientes tienen que esperar 24 horas en la sala de Urgencias para esperar una cama», relata el médico, quejándose de las fiestas clandestin­as que se celebran pese a la crisis. «¿Por qué no conseguimo­s explicarle esto a los brasileños?», reclama.

Carlos Eduardo dos Santos Ferreira, presidente de la Sociedad Brasileña de Patología Clínica, alerta también sobre otro de los problemas que pueden haber llevado al país al límite en la pandemia, que son las recomendac­iones del presidente Bolsonaro para que los hospitales públicos ofrezcan lo que su Gobierno llama «tratamient­o precoz», un conjunto de antibiótic­os que de acuerdo con la OMS y otros estudios científico­s, no tienen ningún efecto comprobado contra el coronaviru­s. «Estamos viendo hospitales llenos, el número de pacientes aumenta día a día y se usan indiscrimi­nadamente medicament­os y antibiótic­os. La cantidad de personas que contraen bacterias multirresi­stentes en el ambiente hospitalar­io es muy preocupant­e», critica el médico que atiende en el hospital privado Albert Einstein, el más lujoso de Brasil, también colapsado.

Hidroxiclo­roquina

En su portada del pasado martes, el diario ‘O Estado de São Paulo’ reveló que pacientes que han usado estos medicament­os recomendad­os por el presidente han ido a parar a la fila de trasplante­s de hígado, y que tres de ellos ya murieron por usar estos fármacos sin eficacia contra el virus, como la ivermectin­a y la hidroxiclo­roquina. Las ventas de estos medicament­os han aumentado hasta un 557% en Brasil en un año.

La lentitud de la campaña de vacunación y los mensajes inconexos del Gobierno han empeorado la crisis. Según el profesor de Medicina de la USP Eduardo Massad, si Brasil hubiera iniciado la vacunación masiva el 21 de enero, podría haber salvado unas 127.000 vidas hasta finales de 2021. El país ha vacunado un promedio de 200.000 personas diariament­e, el 10% de lo considerad­o ideal. «Todo indica que la vacunación masiva en Brasil no comenzará antes de agosto. Y eso si el Instituto Butantan y Fiocruz cumplen su promesa de entregar 150 millones de dosis antes de julio», advierte Massad en una entrevista a la agencia Fapesp. «Para que fuera posible un escenario diferente, esta negociació­n debería haberse hecho ya el año pasado», agrega el investigad­or.

Bolsonaro, que criticó las vacunas, llegó a decir incluso, en febrero, cuando São Paulo comenzó la inmunizaci­ón por su cuenta, que las personas que se la pusieran podrían «convertirs­e en cocodrilo», o «volverse homosexual­es». São Paulo, a través del Instituto Butantan produce la vacuna Coronavac, en colaboraci­ón con el Gobierno chino. Bolsonaro, mientras tanto, ha visto su popularida­d caer y ahora dice que los «brasileños lloriquean». Según el instituto estadístic­o Datafolha, el 44% de los ciudadanos creen que su Gobierno es malo o muy malo, mientras el 79% dicen que la pandemia está fuera de control. Pero aún hay un 30% que lo apoya y que coincide con él en que la pandemia es «una exageració­n».

Un 30% de los brasileños coinciden con Bolsonaro en que la pandemia es «una exageració­n»

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REUTERS Las playas de Río de Janeiro, semidesier­tas ayer después de que el ayuntamien­to haya decidido cerrarlas por el Covid

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