ABC (Sevilla)

Carta abierta de los hijos de Ramón Valencia a su padre

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Hay cosas que nunca fallan, siempre están ahí; sucesos y acciones que por su ser, ocurren día tras día; la salida y el ocaso del sol, las mareas producidas por la atracción gravitator­ia, los minutos, las horas y los días… naturaleza en su significad­o más puro y esencial, no falla.

Hay personas que nunca fallan… personas que mantienen su dedicación viva día tras día, que no dudan ni ante la mismísima indecisión, que continúan su labor, buscada o asignada, ante cualquier adversidad y a pesar de ellas. Una de esas personas es mi padre, Ramón Valencia.

Mi padre es como un reloj suizo, como un coche alemán, como una navaja de Albacete, como el sistema binario: la sencillez convertida en complejida­d pragmática, no falla. Como cualquier persona, acierta y se equivoca, gana y pierde, goza y sufre… pero rentes. El abanico se puede abrir. —D. L.: Todos tenemos la necesidad y la obligación de dar un paso hacia adelante. Las figuras y los toreros nuevos. Y debemos olvidar de una vez el tema de los aforos. No quiero aprovechar­me de estas ausencias para que sea yo el que toree. Quiero competir con todos y el público tiene que ver al que está arriba con el que está abajo. Durante cinco años estuve toreando con ellos porque no salían toreros nuevos. Y posiblemen­te por eso dejé de apretar el acelerador como debía, porque nadie venía a quitarme el sitio. Y ahora no se le está dando la oportunida­d a los aficionado­s de ver a quienes realmente quieren ver.

—Si fuera otra la situación no se ha

él nunca falla, está ahí. Siempre se preocupa por sus seres queridos, y más aún, como dice una amiga mía, no sólo se preocupa, se ocupa. Y esa ocupación implica enseñanza y consejo a través de sus propios actos. Me ha enseñado a no mirar a nadie por encima del hombro, a ser paciente, a valorar el respeto como pilar básico de esta vida que nos han regalado, a dignificar el alma mediante el trabajo y la constancia; tu siempre lo has dicho con seriedad padre: «en esta vida hay dos clases de personas, las que trabajan, y las que no trabajan…», siempre has considerad­o el trabajo como la herramient­a indispensa­ble para llevar una vida digna y feliz, a pe

brían anunciado con algunas de estas ganaderías para abrir temporada en Morón de la Frontera.

—D. L.: Puede ser. Pero es la prueba de que esto es lo que le interesa a los aficionado­s. A mí me gusta sentarme en el sofá y ver a través de la televisión a los toreros más importante­s con un toro distinto al que siempre torean. Me gusta ver la capacidad de mis compañeros. Incluso estando vestido de luces en el callejón valoro y disfruto esos esfuerzos sobrehuman­os. Estos años en Francia me han abierto la mente. Algo bueno harán nuestros vecinos para que, sin llegar a anunciar los carteles, vendan todos los abonos. Y algo mal estaremos haciendo aquí. —G. M.: Cuando uno tiene el privilegio sar de las dificultad­es que te puedas encontrar por el camino. Y es ese trabajo que nunca abandonas, el que demuestra lo bondadoso y generoso que eres con los que te rodean. Porque siempre has sido y serás un protector, un líder, un Boss.

Esta pequeña dedicatori­a que te escribimos es para darte las gracias. Gracias por ser quien eres, por cuidar de tu familia incesantem­ente y por enseñarnos valores que son más fuertes, rígidos e importante­s que nuestra propia vida. Puedes estar orgulloso, lo has conseguido.

Te quieren,

CUCA, MERCEDES Y RAMÓN VALENCIA

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