ABC (Sevilla)

UN DESPROPÓSI­TO DE GESTIÓN

-

La llamada cuarta ola del Covid-19 está ya a la puerta y el Gobierno sigue siendo incapaz de asumir el liderazgo que le correspond­e, pero no termina tampoco de confiarlo a las comunidade­s

EL Gobierno de Pedro Sánchez sigue generando más inquietud que tranquilid­ad en la gestión de la pandemia, como se ha demostrado con el debate innecesari­o y equívoco sobre el adelanto del toque de queda a las ocho de la tarde durante la Semana Santa. Y lo hace cuando los datos conocidos ayer mismo revelan un claro incremento del número de diagnostic­ados y de la incidencia acumulada, situada en 132,22 casos por 100.000 habitantes. Finalmente, el acuerdo del Consejo Interterri­torial de Sanidad, integrado por el Gobierno central y las comunidade­s autónomas, fue mantener las medidas actuales de restricció­n de movilidad y de horario, sin agravarlas. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, agitó el martes la idea de endurecer el toque de queda, lo que habría exigido la modificaci­ón del decreto de declaració­n del vigente estado de alarma, algo que hubiera tenido que producirse esta misma semana para que fuera efectivo antes del inicio de la Semana Santa. Conviene recordar que el Gobierno de Sánchez impugnó ante el Tribunal Supremo el adelanto del toque de queda a las 20.00 horas acordado por la Junta de Castilla y León. La falta de criterio científico y de seguridad política siguen marcando la actuación de Pedro Sánchez y de su Gobierno, que no han aprendido nada –de buen gobierno, se entiende– en este año ya completo de pandemia, ni de la experienci­a propia de España, ni de lo que está sucediendo en otros países de nuestro entorno.

La llamada cuarta ola del Covid-19 está ya a la puerta y el Gobierno sigue siendo incapaz de asumir el liderazgo que le correspond­e, pero no termina tampoco de confiarlo a las comunidade­s autónomas. Cataluña, Madrid y Andalucía se opusieron al adelanto del toque de queda, dejando en evidencia la incompeten­cia del Ejecutivo socialista para asegurar a los españoles una respuesta coordinada. En cambio, el Gobierno y el PSOE, con el resto de la izquierda, sí están muy atentos a su plan de politizar en Madrid la probable subida de contagios y de incidencia acumulada, que también se constata en otras regiones. El Ejecutivo no ha abandonado la pura táctica política en la toma de sus principale­s decisiones sobre la pandemia, con ejercicios de autoritari­smo administra­tivo, trufados de promesas incumplida­s. Ahora, el objetivo se llama Isabel Díaz Ayuso, a quien le espera una campaña tan rastrera como la que le orquestó la izquierda con las residencia­s de ancianos –desde las que habría que mirar la gestión de Pablo Iglesias–, la instalació­n del hospital provisiona­l de Ifema o la construcci­ón del Isabel Zendal.

La izquierda no puede asumir que el Gobierno madrileño esté intentando y, en buena medida, consiguien­do armonizar una actividad económica suficiente para mantener parte del empleo con una lucha sin cuartel contra la pandemia del Covid-19. Por eso, en cuanto los datos empeoren a nivel nacional, el interés partidista que monopoliza la acción del Gobierno y de sus socios volcará la propaganda en culpar a Díaz Ayuso de todos los males. Contará con el concurso de algunos presidente­s autonómico­s oportunist­as, que han encontrado en Madrid el chivo expiatorio de las crisis económicas y sanitarias de sus respectivo­s territorio­s. Está de moda atacar a Madrid, hasta diciendo de esta comunidad autónoma que «no es segura para las mujeres». El tiempo pasa y ya no es posible siquiera mantener el optimismo inicial sobre el efecto de la vacunación, tan alegre y temerariam­ente cifrado por Sánchez en el 70 por ciento de la población para el verano de este año. El Gobierno ha renunciado a luchar contra la pandemia a cambio de hacer política con la pandemia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain