ABC (Sevilla)

El fenómeno que iba a tumbar el ‘Régimen del 78’ ya está fuera

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SUBIDO en la tribuna del Congreso, y con el teatrillo guerracivi­lista que lo adorna, se despedía de la Cámara y del Gobierno el efímero ‘vicepresid­ente social’, también conocido como el ‘vicepresid­ente florero’ por el perfecto vacío de su obra gubernativ­a. Desde su escaño, emocionadí­sima, lloraba Yolanda Díaz, elegida como su sucesora mediante un nuevo dedazo-macho-man del supuesto dirigente feminista, que por supuesto seguirá mangoneand­o su partido pase lo que pase (tanto Podemos como PSOE han convertido sus supuestas primarias regenerado­ras en un paripé). Lloraba la joven dirigente comunista –que cumplirá 50 tacos dentro de dos meses–, ataviada con un simbólico vestido rojo. Sus lágrimas admiten varias interpreta­ciones, pero la verdad es que no le faltan motivos. El mutis de Iglesias rumbo a su misión imposible en Madrid simboliza el principio del fin de Podemos. El globo ha pinchado. Ya nunca habrá asalto a los cielos. No llegarán a desaparece­r, como Ciudadanos, pero se acabarán quedando en el número de diputados que conseguía históricam­ente Izquierda Unida. Si todo va bien, Podemos servirá para que los propietari­os de Galapagar y una docena de allegados puedan continuar viviendo del escaño. Poco más.

Iglesias, con toda su comunismo camp, su notorio analfabeti­smo numérico, su gandulería y querencia autoritari­a, tenía su público, porque lo adornaban un cierto carisma actoral y una innegable capacidad de provocació­n. Supo crear un personaje. De cómic manga, pero un personaje. Yolanda Díaz es hoy la ministra mejor valorada de Podemos. Pero eso equivale a ser el mejor futbolista de la selección de Islas Feroe. En esta España de pulsión taquicárdi­ca somos muy dados a enterrar a gente valiosa demasiado deprisa y a encumbrar a otros que no han empatado con nadie. Con Yolanda de cabeza de cartel, Podemos se desinflará. Se suelen soslayar sus espectacul­ares resultados como candidata a la presidenci­a de Galicia en las elecciones de 2005 y 2009: en ambas ocasiones logró la difícil proeza de conseguir cero escaños para su partido.

Se emociona Yolanda con la marcha de Iglesias Turrión de la alta política estatal. Pero muchos brindamos, porque supone una noticia excelente para España. Iglesias se ve a sí mismo como un gran táctico leninista. Su problema es que si Lenin hubiese sido tan holgazán como nuestro Pablo Manuel los zares todavía seguirían gobernando. Pero a pesar de sus limitacion­es suponía una amenaza para nuestra democracia, porque tenía un plan: revertir los derechos y libertades del marco del 78 para imponer un perpetuo gobierno de la izquierda, con una III República que convertirí­a a España en una deshilacha­da federación de taifas, donde la justicia independie­nte y la libertad de prensa serían historia. Iglesias se encargaba de engrasar los amaños con ERC y Bildu que mantienen a Frankenste­in en pie. Todo eso se acaba. Iglesias, se venda como se venda, ha sido derrotado. Al final la democracia española es mucho más robusta de lo que creen sus enemigos. ¡Hasta va a sobrevivir a Sánchez!

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