Aznar y Rajoy cierran filas frente al «delirio» y la «mentira» de Bárcenas
Como testigos en la Audiencia Nacional, niegan la existencia de la caja B y la veracidad de los apuntes de pagos y donaciones del tesorero
Los expresidentes del Gobierno y del Partido Popular José María Aznar y Mariano Rajoy cerraron ayer filas frente al extesorero Luis Bárcenas en sendas declaraciones como testigos ante el tribunal que le juzga por el presunto pago en B de parte de la reforma de la sede. Negaron la veracidad de sus apuntes, la existencia de una contabilidad paralela o una hucha en negro y le atribuyeron tanto la propiedad como la responsabilidad de las notas, llegando a definirlas como «delirios».
Ambos comparecieron por videoconferencia desde sus respectivos domicilios convocados por las acusaciones populares, que fueron quienes se encargaron del peso de un interrogatorio tan esperado como predecible. No iban a cambiar de posición ocho años después, especialmente Rajoy, que ya fue testigo en Gürtel y sometido a muchas de las mismas preguntas.
Aznar inauguró la sesión a las cuatro de la tarde y lo hizo en el despacho de su casa y sin quitarse la mascarilla, asunto que no pasó desapercibido y que fue incluso motivo de pregunta y de protesta entre los letrados. El abogado de Izquierda Unida, Juan Moreno, dijo que lo que pretendía con ese inservible gesto habida cuenta de que estaba solo, era «jactarse» de la vista oral. El presidente del tribunal, José Antonio Mora Alarcón, apaciguó los ánimos frenando la intentona, como varias veces a lo largo de las declaraciones ante preguntas que le parecieron capciosas o directamente, fuera de lugar. Es lo que pasó cuando se intentó introducir en la sala la operación Kitchen en el turno de Rajoy, si bien le dio tiempo a negar antes de que el magistrado pusiera freno, haber «alentado ninguna actuación» ni dictado instrucción alguna en ese sentido. Tampoco, dijo, conocía a «nadie que «hubiera ejercido esas presiones».
Sólo una contabilidad
Pero el asunto central era el posible pago en negro de un diez por ciento de las obras de Génova 13 y así, la existencia de una caja para ingresos y pagos en negro en general. De la reforma, ni Aznar ni Rajoy tenían conocimiento alguno. El primero, porque no estaba ya en el PP y el segundo, porque no se ocupó de aquello, según su declaración. Las preguntas se centraron así en la caja B.
En el caso de Aznar, duró poco más de una hora. Con respuestas breves y alguna ironía –«tengo condición de testigo, no de tertuliano»– negó la mayor. «Yo no he conocido ninguna contabilidad B en el Partido Popular ni ninguna contabilidad paralela. No he conocido más que la contabilidad oficial del PP que se remitía puntualmente al Tribunal de Cuentas», aseguró.
En este sentido, dijo desconocer los papeles de Bárcenas «más allá de lo que se ha publicado». «Lo que pone no es cuestión que a mi me incumba en absoluto. Ni conocía esos papeles ni conozco esos papeles ni tengo ningún indicio sobre su fundamento o su justificación», apostilló.
Con la misma asertividad, negó haber cobrado «nunca ningún complemento de sueldo ni ninguna otra cantidad» que no le correspondiese. De hecho, explicó que mientras vivió en La Moncloa, declaró «voluntariamente» la residencia como retribución.
En esta línea, Aznar contradijo a otros testigos, como es el caso de Jaime Ignacio del Burgo, quien el martes le implicó en el pago de 3,9 millones de pesetas a un cargo del PP navarro para compensar un quebranto. «Yo no he dado autorización a nadie para compensar económicamente a nadie. Otra cosa es que yo haya tenido muchas reuniones con Del Burgo y puede tener memoria de alguna reunión de la que yo no tengo memoria, pero yo no puedo dar ninguna instrucción de pago económico a ninguna persona porque no tengo competencias para hacerlo»,