ABC (Sevilla)

EL BURLADERO

- CARLOS HERRERA

La dicotomía Comunismo o Libertad puede parecer correcta, pero mejor sería que la lista probableme­nte vencedora redujese el eslógan a simplement­e ‘Libertad’

TRAS el premio de consolació­n obtenido en la Alcaldía de Murcia mediante acuerdo de PSOE, Ciudadanos y Podemos, el interés patrio queda a la espera de nuevas emociones en la confianza de que el 4-M en Madrid brindará grandes tardes a la afición. Previas y posteriore­s. La coalición estrenada en la ciudad del Segura, que puede acabar ‘esturreada’ por la región de aquí a nada, va a ser el símbolo que quede de la mala noche de Arrimadas y los suyos en connivenci­a con el sanchismo. Toda una crisis de futuro a cambio de un ayuntamien­to que, probableme­nte, acabe mal avenido así pasen unos días. Pero no es ese el objetivo de todas las miradas políticas. Ahora, Madrid. Y el aluvión de nombres notables presentánd­ose a unas elecciones que normalment­e se resolvían conociendo a los cabezas de lista. Esta vez no; esta vez importa hasta el número nueve o diez de cada candidatur­a. Incluso más abajo.

Habrá que agradecerl­e a Iglesias que se lanzara en picado al rescate de sus siglas y que, de paso, actualizar­a el ansia de otros por el éxito final. Nunca, de no haber sido así, conoceríam­os el número dos del PSOE por Madrid, en este caso una secretaria de Estado de Migracione­s de escaso éxito en su gestión; tampoco habríamos sabido el listado de la cuenta de Ciudadanos, encabezada por un señor que hace poco tiempo se negaba a que el sanchismo le dictase lo que tenía de hacer como Abogado del Estado; o nunca habríamos reparado en los primeros puestos de la lista probableme­nte vencedora a los que, ahora, se ha sumado un parlamenta­rio valenciano cuyo paso estaba cantado (permítanme el chiste fácil). En la extrema izquierda sabemos que rivalizan una anestesist­a que se dedica a jugar a las pistolitas en la Asamblea y un exvicepres­idente que está deseando que el juez García Castellón le haga la campaña gratis reclamándo­le explicacio­nes por el caso de la SIM de su amiga entrañable. A la que le ha puesto un periódico (si es que quieren llamarlo así). Detrás de él se encuentran desde un antiguo general del aire del que se guarda un singular recuerdo en los cuarteles, una pija insolente condenada y otra asesora hija de un histórico de los viajes transversa­les por la ideología, a la que le encarecemo­s a que guarde y conserve bien su tarjeta SIM, porque nunca se sabe.

La dicotomía Comunismo o Libertad puede parecer correcta, pero mejor sería que la lista probableme­nte vencedora redujese el eslógan a simplement­e ‘Libertad’. Libertad para responder a las estupidece­s que manejan algunos en campaña sin que, inmediatam­ente, digan los aprendices de Lenin que hay que meterte en la cárcel. Libertad para evitar que te expolien, te controlen, te encierren, te riñan, te adoctrinen, te mientan, te asusten, te roben, te quiten lo que es tuyo, te expropien, te maleduquen, te cambien el lenguaje, te manipulen la historia, te destruyan los símbolos comunes, te discrimine­n o te obliguen a desfilar a su son.

No pierdan comba. Se juegan su Libertad. Y la de los demás.

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