ABC (Sevilla)

ANDALUCÍA PIDE LO QUE ES SUYO

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El nuevo desdén no es ninguna sorpresa: cinco veces ha repartido fondos el Gobierno de Sánchez y cinco veces ha dejado a Andalucía con menos dinero del que objetivame­nte le correspond­e

EL reparto por comunidade­s autónomas de los 7.000 millones de euros que el Gobierno central aprobó hace un par de semanas en ayudas directas a pymes y autónomas se ha convertido en el enésimo capítulo del agravio al que está sometida Andalucía por parte de Pedro Sánchez, un presidente maniatado por sus compromiso­s con los socios de investidur­a y que gestiona el dinero público en función de sus intereses partidista­s. Según publicó ayer el Boletín Oficial del Estado, Andalucía percibirá 1.109,2 millones de euros de estos fondos. El Gobierno se ha apresurado a resaltar que es la segunda comunidad que más dinero recibe tras Canarias, pero lo cierto es que si se aplica el criterio de población nuestra autonomía debería haber recibido casi mil millones más, ya que los 8,5 millones de andaluces supone el 18 por ciento de la población total española. Si el reparto se realizase en función de parámetros socioeconó­micos, la región debería de haber recibido igualmente una cantidad superior.

El nuevo desdén del Ejecutivo de Sánchez con Andalucía no es ninguna sorpresa. Cinco veces ha realizado reparto de fondos el Gobierno y cinco veces ha dejado a la comunidad autónoma con cantidades inferiores a las que objetivame­nte tiene derecho. El agravante es que la situación es cada vez más dramática, y son muchas las pymes que dependen de estas ayudas directas para mantener abierto su negocio. De este dinero depende igualmente el plan de rescate puesto en marcha por la Junta de Andalucía, que ha puesto sobre la mesa 732 millones de euros de fondos propios pero que necesita con urgencia la dotación económica del Gobierno central para cumplir sus objetivos. Es fundamenta­l que llegue a la comunidad andaluza el dinero que le correspond­e y que lo haga cuanto antes, porque la situación no admite demora alguna.

Junto a la económica, la otra gran variable de esta crisis es la sanitaria, y en este ámbito la Junta de Andalucía también tiene motivos de queja por el trato que está recibiendo del Ministerio de Salud. Según las estimacion­es del Gobierno regional, la comunidad autónoma ha recibido 471.000 vacunas menos de las que le correspond­e en función del total distribuid­o en España. Nuevamente son inevitable­s las sospechas de trato de favor a aquellos territorio­s cuyos partidos nacionalis­tas garantizan a Pedro Sánchez su continuida­d en La Moncloa. Andalucía ha demostrado que tiene preparada la logística para vacunar a la población —no en vano es la comunidad con mayor porcentaje de vacunas administra­das en función de las recibidas—, pero ningún plan de vacunación masiva puede funcionar si no se perciben las dosis necesarias. El dispositiv­o andaluz está concebido para vacunar a medio millón de personas a la semana, pero el mejor coche no puede andar si no dispone de gasolina.

En esta coyuntura de zozobra, las prioridade­s para el Gobierno andaluz son claras: sostener el tejido productivo mientras dure la pandemia y acelerar la vacunación para alcanzar cuanto antes la inmunidad que permita la reactivaci­ón económica. No son momentos para conjeturas políticas ni movimiento­s estratégic­os como las mociones de censura que hemos visto días atrás, sino para centrar los esfuerzos en salir del atolladero sanitario y económico en el que nos ha puesto el coronaviru­s. De esta manera, si el Gobierno de Pedro Sánchez sigue gestionand­o la crisis de la pandemia en función de sus intereses partidista­s no solo evidenciar­á su escasa talla política, sino también su cortedad de miras, porque abocará al país a una ruina que no beneficia a ningún partido.

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