Interior acerca al etarra Henri Parot, que intentó volar la comisaría de Policía de la Gavidia
Tiene 26 condenas por decenas de asesinatos, entre ellos los de la casa cuartel de Zaragoza
Interior no da un paso atrás en su política de acercamiento de presos etarras al País Vasco, independientemente de su historial. Ayer aprobó el traslado de Henri Parot desde Puerto III, en Cádiz, a la cárcel de Mansilla de las Mulas, en León. El argumentario para justificar la decisión es parco: acepta la legalidad penitenciaria. Como si fuese un mérito, cuando la ley simplemente se aplica y se acata... Las 26 condenas por decenas de asesinatos, entre ellos algunos tan terribles como los de la casa cuartel de Zaragoza, en el que murieron cinco niñas, o el hecho de que no cumpla las tres cuartas partes de la condena hasta dentro de nueve años han pesado menos que la estrategia puesta en marcha por el departamento que dirige Fernando GrandeMarlaska.
El caso de Parot es emblemático, porque se trata de uno de los terroristas más sanguinarios de la historia de ETA. Su caída en 1990 en un control rutinario de la Guardia Civil cerca de Sevilla, cuando el agente se percató de que el vehículo en el que viajaba llevaba mucho peso –su mercancía era 310 kilos de amonal, el explosivo que utilizaba la banda y que iba a utilizar en parte para volar la Jefatura Superior de Policía de la Gavidia–, impidió que los terroristas lograran su objetivo de sembrar de sangre, destrucción y muerte la capital hispalense.
Pero además su nombre se asocia a la conocida como ‘doctrina Parot’, puesta en marcha por el Gobierno Zapatero para acabar con el escándalo que suponía que etarras con cientos de años de condena salieran a la calle con pocos cumplidos, si bien después Estrasburgo la echó por tierra.
Este sujeto ingresó en prisión el 7 de abril de 1990 y cumple condena acumulada de 41 años por los delitos de asesinatos, atentados, estragos, lesiones y terrorismo. La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha dispuesto además su progresión a segundo grado.
Con Henri Parot son beneficiados otros cinco terroristas, cuatro de ellos con delitos de sangre. Óscar Celarain, que será llevado de Castellón a Soria, atentó contra la casa cuartel de Santa Pola en el verano de 2002, causando la muerte de una niña y de un hombre de 57 años. Acepta la legalidad penitenciaria y rechaza la violencia.
También se acerca de Alicante a Soria a José Lorenzo Ayestarán, con una decena de asesinatos a sus espaldas. Ingresó en prisión el 17 de febrero de 2015 y cumple pena acumulada de 30 años por asesinatos, atentados y utilización ilegítima de vehículo a motor. Hasta 2037 no cumple las tres cuartas partes de su condena ni ha mostrado arrepentimiento. Asimismo tiene un largo historial Jon González, quien fue condenado por atentar contra la ex teniente de alcalde de Portugalete (Vizcaya) Esther Cabezudo (PSE), a la que colocó un artefacto explosivo en un carrito de la compra en 2002. Será llevado de Valencia a Pamplona. Coincidirá allí con su pareja, Idoia Mendizábal, que también será trasladada a ese centro penitenciario. El último acercado es José María Dorronsoro.