Nos va en ello el precio de la gasolina
La solidez o fragilidad del comercio global a veces no dependen tanto de los estropicios proteccionistas como de accidentes fatales en lugares estratégicos. El bloqueo del canal de Suez por el super-contenedor Ever Given ha encendido las alarmas. Todo depende de la velocidad con la que se consiga dragar alrededor del buque, liberarlo de carga y combustible y remolcarlo. A ello se suman incontables dificultades técnicas, logísticas e incluso geológicas, dada la naturaleza rocosa de la zona, que podrían retrasar la operación de rescate. Durante sus más de 150 años de historia, el canal ha dado mucho que hablar desde el punto de vista del Derecho internacional público, sobre todo en cuanto a la soberanía egipcia y al derecho de paso en tiempo de paz y en tiempo de guerra. Algún eco de ese pasado queda en el hecho de que el presidente de la autoridad que administra el canal es un almirante egipcio.
Pero el problema que hoy se suscita tiene sobre todo protagonistas privados: el naviero japonés del buque, que arbola bandera panameña, el fletador de Taiwan, los aseguradores de ambos, las empresas de salvamento marítimo… Todo un embrollo que hará las delicias de los abogados maritimistas durante años. La economía europea no necesita muchas más malas noticias, con una pandemia persistente y una recuperación más lenta de lo esperado. El 10% de las mercancías mundiales pasan anualmente por Suez. Las rutas alternativas alrededor del continente africano no son seguras, además de suponer una semana más de navegación con el consiguiente encarecimiento de los fletes y seguros. De hecho, ante la previsión de tener que doblar el cabo de Buena Esperanza, muchos navieros han pedido escolta a la marina norteamericana para protegerse de lugares infestados de piratas. El argumento de este episodio es una prueba más de que en cualquier momento, un acontecimiento imprevisible como una tormenta de arena del desierto, puede hacer encallar a la economía global. De momento, parece que se espera una pleamar viva por aquellas aguas, que facilitaría las tareas de reflotación del buque. Ojalá tengan suerte. Nos va en ello el precio de la gasolina.