Es como ser a la vez Clemente y De la Morena
as palabras de la ministra Celaá, dichas con el acento de la ministra Celaá, estuvieron resonando un rato en mi cabeza. «¿De qué lejos viene usted, señor Matarí?» Esa frase recordaba a algo… Efectivamente, ¡cómo nos delata el orador! Era una vieja frase política: «venimos de lejos, pero vamos más lejos todavía», un eslogan del PSUC allá por los 70 del que se apropió el ‘prusés’. Lema cómico en su ser a la vez amenazador y recalcitrante e instalado en la psique de la izquierda y el nacionalismo, mezcolanza ideológica hacia la que nos centran.
Las palabras de Celaá me parecieron escandalosas antes de saber que el señor Matarí tenía una hija con síndrome de Down. Eran en sí mismas ya hirientes por esa mezcla de socialismo y chulería patricia y oligárquica. ¿Cómo se puede hablar así? Decir cosas socialistas con acento de Neguri, eso ya era un exceso en sí mismo. Era como ser a la vez Clemente y De la Morena, como Carmen Calvo hablando por boca de Arzalluz. ¡Uf!
Pero nada es bastante y un estudio explica estos días que los vascos son genéticamente distintos y lanza la hipótesis del lenguaje, tranquilizadora para el nacionalismo etnolingüista que fundamenta el tinglado: los vascos son singulares fiscal, política e históricamente porque lo son genéticamente porque lo son... lingüísticamente.
Hablar de diferencias genéticas no es muy actual, pero aquí sucede. Es otro ejemplo de doble rasero: hombres y mujeres somos iguales, pero los vascos son distintos; de los ilegales en Canarias no informamos, pero los franceses son ‘hordas’; Antonio David es «demoníaco», pero callamos los abusos en Valencia y Baleares (en catalán, no de un simple guardia civil); señalar la frontera es racista, pero el norte se mira los genes, tan misteriosos que un historiador coreano lanzó hace unos meses la hipótesis de que los vascos en realidad vinieran de Corea. Planteó completamente en serio que el ‘kera’ de ‘euskera’ es por un antiguo reino coreano, lo que tiene su gracia si recordamos que era así, coreanos, como llamaban a los inmigrantes de los años 50.
«Venimos de lejos, pero vamos más lejos todavía».
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