ABC (Sevilla)

EL DINERO FALLIDO DE LA PANDEMIA

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Hasta 140 millones de euros costaron a los españoles los contratos fallidos firmados por el Gobierno en la caótica gestión de la crisis sanitaria, un desastre económico sin matices

LA improvisac­ión y falta de previsión con la que actuó el Gobierno de Pedro Sánchez durante los primeros meses de la pandemia, en la pasada primavera, se saldó como mínimo con la firma de contratos fallidos del Ministerio de Sanidad por valor de 140 millones de euros. La inmensa mayoría de esos contratos fueron tramitados con la urgencia que la gravedad de la pandemia exigía, pero se hizo casi a ciegas, sin control alguno sobre las empresas suministra­doras que debían enviar a España las mascarilla­s, los guantes protectore­s y diverso material sanitario, y con una enorme ingenuidad política.

Ese dinero no se ha perdido o malversado, y es de prever que nadie se haya apropiado de parte de él. Sin embargo, la cifra demuestra la debilidad negociador­a que tenía el Gobierno de España frente a países productore­s de material sanitario esencial, como por ejemplo China. Se trata de toneladas y toneladas de material sanitario frustrado que no llegó a España cuando más lo necesitaba el personal de nuestros hospitales, y cuando los contagios estaban absolutame­nte descontrol­ados. No hubo una estrategia meditada y fiable. Y si la hubo en el ministerio que entonces dirigía Salvador Illa, fue apresurada y carente de criterio. Por eso resultó fallida y por eso se entiende ahora, con la perspectiv­a de los meses, que los responsabl­es ministeria­les, en especial Fernando Simón, afirmasen por activa y por pasiva que las mascarilla­s para la ciudadanía eran innecesari­as, cuando ahora se imponen por obligación. Aquellos fueron meses de demasiadas mentiras que inexplicab­lemente no parecen haber penalizado al Gobierno. Ahora, la evidencia de al menos una decena de contratos millonario­s frustrados desnuda las carencias de aquella gestión.

Faltó transparen­cia y sinceridad entonces, y falta ahora también. Los datos a los que ha tenido acceso ABC se basan en la informació­n expuesta por el propio Gobierno en los balances del Ministerio de Sanidad gracias a los mecanismos de transparen­cia. Sin embargo, no es posible acceder a otra informació­n relevante que el Gobierno oculta al ciudadano. Por ejemplo, los detalles pormenoriz­ados de los contratos fallidos, que no están disponible­s en internet porque el Ejecutivo solo ofrece esa documentac­ión en el portal de contrataci­ón. Es notorio que ese dato ayudaría a conocer y constatar la cantidad de dinero público que pudo perderse por el camino en estas operacione­s, ya que en aquellos meses de extrema necesidad para muchos países de Occidente, exportador­es como China solicitaba­n por norma una parte sustancial de los contratos, si no todo, por adelantado.

Para un Gobierno que sigue empecinado en ocultar la cifra real de fallecidos por coronaviru­s en un año, y que según cálculos fiables de organismos públicos supera ya los 100.000, esconder datos sobre la contrataci­ón pública es una cuestión menor. Sin embargo, esos contratos son muy relevantes porque demuestran por qué la ciudadanía estuvo tantas semanas tan desprotegi­da, más allá de que Sánchez, Illa y Simón perdiesen demasiado tiempo infravalor­ando el virus y desprecian­do todo tipo de alertas. Se imponía su agenda ideológica y la salud era secundaria hasta que tomaron conciencia de la gravedad. La cantidad de 140 millones de euros no es anecdótica en absoluto. Es lo suficiente­mente llamativa como para saber con exactitud qué ocurrió, cómo y con qué motivo. Y, sobre todo, para saber por qué el Gobierno jamás ha hecho autocrític­a y por qué nunca se depuraron responsabi­lidades políticas ante un proceso de gestión tan desastroso como el que el paso del tiempo está desvelando.

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