Una joya para la cultura
MAR´TINEZ Martillo pilón contra las tecnológicas
Jugándose su dinero e impulsado solo por su iniciativa y talento, el malagueño se ha convertido en un formidable promotor cultural. Lo último, crear una orquesta sinfónica
Hace tiempo que Banderas decidió un regreso a sus orígenes. Dejó atrás Hollywood, Londres y aquel susto coronario tan serio y decidió que Málaga, el sitio de sus raíces, habría de ser el centro de su proyecto artístico. Al poco tiempo se topó con el laberinto burocrático de la política y las pegas estúpidas a quien ofrece a la administración una colaboración cultural. Especialmente repelente fue la extrema izquierda podemita, que se opuso a esa colaboración. No se desanimó y tiró él solo para adelante. En poco tiempo ya se había buscado la vida para montar un teatro que ahora cumple un año, el Soho Caixabank. Y como el Domingo de Ramos siempre hay que estrenar algo, Banderas inaugura hoy una orquesta sinfónica que arranca su trayectoria con un concierto de música de Semana Santa, pues el actor es devoto de la hermandad malagueña de Lágrimas y Favores. Sin esperar a lo segundo y sin resignarse a lo primero tras aquellos contactos imposibles con la política, Banderas es en sí mismo un formidable motor cultural que nunca gripa y que ni en las peores circunstancias (acaba de producir también la entrega de los Goya en plena pandemia) se detiene. Banderas es una joya para la cultura, para Málaga y para España.