La apuesta por el emprendimiento
Tras huir de su país y quedarse sin nada, ultiman detalles de su empresa con el apoyo de la Fundación Aljaraque
Una frase retumba en la cabeza de Ana María Osmi, y en la de su hija y la de su yerno -María Auxiliadora Gómez y Carlos Rodríguez-: «Solo es imposible aquello que nos negamos a intentar». La llevan por bandera en su empeño por emprender en Sevilla. Hace un año no lo hubieran imaginado, su preocupación constante era llegar a pagar el alquiler y la comida. Pero después de meses de arduo trabajo e ilusión esperan lanzar en septiembre una nueva marca de manicura y belleza para la mujer con la intención no solo de llegar a todos los rincones de esta ciudad sino también a toda España y Europa.
Hace tres años que la pareja llegó a Sevilla desde Venezuela, donde la inseguridad que vivían en el país les hacía imposible seguir. Renunciaron a sus puestos de trabajo, ella como psicóloga y él como ingeniero electrónico y buscaron asilo político en Sevilla. Los primeros seis meses fueron en casa de un amiga, donde convivían tres familias. Se sentían perdidos, anulados. Pudieron encontrar trabajo cuidando a personas mayores y en la hostelería. «Sin una vivienda todo era incertidumbre», confiesa María Auxiliadora.
Pudo traer a su madre hace año y medio. «Soy maestra jubilada y contable», cuenta Ana María, «y también en partenariado con la Asociación Home Family Power.
Unas trescientas personas se beneficiarán directamente del programa, a través de una serie de actividades que lo conforman. Por un lado, la fundación trabaja con entidades, administraciones y empresas para analizar la situación actual y detectar nuevos nichos de mercados. Ofrece apoyo para lidiar con el desánimo y mejorar la autoestima personal y tiene itinerarios personalizados para buscar trabajo por cuenta ajena. La formación y apoyo al emprendimiento es aquel en el que está inmersa esta familia venezolana.
Concretamente en este área, cuentan con expertos de Secot (Senior españoles para cooperación técnica) que ejercen de mentores y guías. José Luis Sánchez es quien acompaña a esta familia. «Transmite optimismo y el seguimiento es continuo, siempre disponible para nosotros», explica María Auxiliadora. La atención se complementa con otros profesionales jubilados voluntarios que están ahí también para asesorar. Desde Joaquín Lozano, fundamental para ellos por las dudas sobre importación, José Tomás Reyes o Manuel Díaz, presidente de Secot.
Aunque la Fundación Aljaraque, nacida en 1997, se dedica con mayor ímpetu desde 2015 a la mejora de la empleabilidad de personas en riesgo de exclusión, este 2020 han visto cómo un mayor número de personas se acercan a ellos. Especialmente se han incrementado el número de españoles. «Al inicio de la pandemia detectamos que para muchos de nuestros usuarios la situación se había vuelto más dura aun si cabe por falta de información, formación, hábitos saludables y por no disponer de recursos para cubrir los gastos básicos como alimentación, alquiler o suministros, y la pérdida de empleo en muchos casos», explica Rocío, «estaban desanimados y desorientados, nos solicitaban cubrir primeras necesidades (cosa que hasta ahora no se había planteado por cubrir nuestro proyecto otros aspectos) y apoyo psicológico y emocional».
María Auxiliadora, Carlos y Ana María se sentían solos en un lugar desconocido, no conocían los recursos disponibles y sin una red de contactos en la ciudad no sabían por donde empezar para encontrar una estabilidad laboral. Ahora esperan conseguir una financiación semilla para poder desarrollar lo más rápido posible el proyecto. «Emprender es difícil pero no imposible», afirma Carlos, motivado y pensando ya en poder ofrecer él un puesto de trabajo en el futuro a quien lo necesite.