Pablo Gutiérrez: «Los adultos protegen a los niños pero odian al adolescente»
El escritor onubense presenta ‘El síndrome de Bergerac’ (Premio Edebé de Literatura Juvenil)
pués de la muerte del director. Nos hicimos íntimos amigos pero al final le comenté que queríamos hacer un proyecto sobre su marido y ella me dijo que la familia Kubrick ya estaba haciendo otro proyecto sobre el mismo tema con John Malkovich. Como yo no podía competir con la familia Kubrick, al final no se rodó».
Después del cortometraje ‘La pelota’ (2001) y de la ópera ‘Così fan tutte’, de Mozart, que se estrenó en el Lope de Vega (2003), el otro gran proyecto de Saint Denis fue la película ‘Reprimidos’ (2004), con Marta Hazas y Daniel Grao, primer largometraje de la productora y que contó con la coproducción de Enrique Cerezo. «No me quisieron estrenar la película porque por entonces se trataba de dos actores desconocidos. Paradójicamente, tanto Marta Hazas como Daniel Grao han triunfado posteriormente», dice Delgado.
Tras unos años dedicados a otras actividades culturales, Saint Denis regresó a partir de 2012 con la comedia musical ‘Lisístrata’, con música de José Escalera. En los últimos años también ha realizado los documentales ‘Manuel Castillo: la elección voluntaria’ (2015), ‘Juan Ruesga, arquitecto, escenógrafo y viceversa’ (2018) y ‘La ciudad de la ópera’ (2019), presentado por el barítono Carlos Álvarez. El año pasado estrenó ‘Segunda oportunidad’, penúltima película que rodó Rosa María Sardá.
Otro proyecto en cartera es el documental ‘Storm’ sobre la banda de rock andaluz. «Voy a haredar la empresa del fallecido Kiko Medina y produciré las películas de Jesús Ponce, que es el director que está detrás de esta producción», concluye Delgado.
La historia de ‘Cyrano de Bergerac’ ha sido adaptada en numerosas ocasiones. Ahora, el escritor Pablo Gutiérrez (Huelva, 1978) le ha dado otra vuelta de tuerca con su novela ‘El síndrome de Bergerac’ (Premio Edebé de Literatura Juvenil), en la que retrata la experiencia que tuvo hace dos años cuando un grupo de alumnos de su clase de Literatura Universal llevó a escena este clásico de Edmond Rostand, convirtiéndose en una experiencia fundamental para todos ellos.
Comenta a ABC este escritor que «mis novelas no tienen una base biográfica tan sólida como esta». En ella se cuenta la historia de un grupo de chavales de un instituto de primero de Bachillerato que se encuentran «con una profesora inquietante hasta que entran en su mundo». «A partir de ahí surgen unas cuantas lecturas dentro de esa asignatura de Literatura Universal. Empiezan a leer obras en voz alta, juegan con el teatro y deciden montar el ‘Cyrano de Bergerac’».
Asegura también Gutiérrez que «mi novela funciona como una obra en marcha, al estilo ‘Shakespeare in love’, donde los chavales se enfrentan a sus amores, miedos, inquietudes, etc.». No en vano, la obra retrata lo que el propio autor experimentó como profesor en 2019 en su instituto, el Juan Sebastián Elcano de Sanlúcar de Barrameda. «Tuve la suerte de impartir clases de Literatura Universal con un grupo reducido de alumnos que era muy especial. Dábamos las clases sin libros de texto y haciendo lecturas. A medida que avanzaba el curso quisieron montar una obra de teatro, ‘Cyrano de Bergerac’. Es una obra muy compleja, ya que es totalmente en verso, con unos textos muy largos. Participaron chavales de 14 a 16 años. Un alumno del grupo, Francisco Javier Gómez Viejo, hizo un video del montaje y quedó estupendamente. El gimnasio del instituto lo convertimos en un teatro».
Asegura este escritor que «durante esos meses percibí que el teatro es más que literatura, ya que supone enfrentarte a un trabajo cooperativo, tienes que enfrentarte a tus propios límites. Además, muchos chavales comenzaron a hablar en público gracias a esta obra. A partir de ahí, el encierro de la pandemia me animó a escribir esta historia como un recuerdo de lo que hicimos. Para mí ha significado una idea muy luminosa».
Preguntado por la mala imagen que suelen tener hoy en día los adolescentes, sobre todo a raíz de las informaciones que aparecen en los medios de comunicación, Gutiérrez dice que «la adolescencia siempre ha sido demonizada por los adultos». En ese sentido aclara que «los adultos protegen a los niños pero odian al adolescente. En estos meses de pandemia han sido demonizados y los han culpado de la expansión de los contagios de coronavirus, pero parece que el origen de la tercera ola estuvo más en las reuniones familiares navideñas, y los adolescentes huyen de esas reuniones».
También dice el autor de ‘Rosas, restos de alas’ que «los adolescentes tienen una vida más intensa que la nuestra. Los adultos somos carne vieja y nuestra capacidad de sorpresa es limitada. Los adolescentes viven la soledad y la tristeza con la misma intensidad».
Igualmente afirma que el trabajo de un profesor «no sólo es poner contenidos sobre una mesa, sino observar a los chavales que tienes delante, comunicarte con ellos y contactar con sus sentimientos, sus emociones. Cuando el puente se abre aparecen muchas cosas que unen a distintas generaciones».
Paralelamente a este proyecto, Gutiérrez acaba de publicar otra segunda novela juvenil con Edebé, ‘Memoria de la chica azul’. Se trata de una historia de misterio en clave de thriller en la que se mezclan varios géneros literarios. «He llegado a la literatura juvenil tras escribir cinco novelas de adultos. Escribir una novela juvenil cuesta el mismo número de horas y exige el mismo esfuerzo que una para adultos. He intentado ser honesto con respecto a lo que la novela exigía en todo momento. Obviamente el receptor es distinto. Tienes que controlar que el discurso sea más abierto, pero después la construcción narrativa me ha parecido tan compleja como la de una novela normal. Incluso más exigente, pues tenía en la cabeza que el lector nunca se podía aburrir».
El poder del teatro «El teatro es más que literatura, ya que tienes que enfrentarte a tus propios límites»