ABC (Sevilla)

No le ha ganado Casado a Moreno ni Virginia Pérez a Juan Ávila. Han perdido todos

- ALBERTO GARCÍA REYES

SE cargaron el lunes del ‘pescaíto’ y alargaron la Feria dos días a través de un referéndum más amañado que el de los catalanes, pero parece que no se quedaron a gusto del todo. La obsesión de los políticos por dejar su cagadita en la ciudad es digna de estudio. Monteseirí­n nos colocó las Setas hace justo una década y ahora Espadas está empeñado en legarnos una Feria de tienda de souvenirs. Si el llamamient­o a que las mujeres se vistan de flamenca y los bares pongan farolillos lo hubiese hecho la derecha, los gritos denunciand­o que son unos rancios costumbris­tas habrían llegado a China. De hecho, eso ya ha ocurrido. Cuando Zoido presentó el cartel de la final de la Copa Davis de 2011, en el que aparecía una flamenca con lunares cogiendo una raqueta, casi se lo comen. ¡Los fachas siempre con los tópicos!, decían. Pero ahora un concejal socialista, Fran Páez, ha animado a las señoras a ponerse el traje de volantes y, atención, ¡a los hombres a vestirse de corto! Con dos... Eso.

Lo primero que hice cuando vi a ese hombre proponiend­o tal aberración fue buscar su biografía. Es un concejal de esos típicos que están siempre en la sombra y, la verdad, no lo tenía bien fichado, así que hurgué por internet para comprobar si es de Zamora, de Guadalajar­a, de Cuenca... Eso le habría salvado. Pero qué va. Es de Triana. Así que lo suyo tiene que tener alguna explicació­n paranormal. A lo mejor en las reuniones de la junta de gobierno municipal el alcalde comparece con sombrero de ala ancha, Antonio Muñoz propone las nuevas ordenanzas urbanístic­as con pantalones con caireles y botos, Juan Carlos Cabrera interviene con camisas de chorreras y el intervento­r municipal toma nota de los acuerdos adoptados en una silla verde de enea mientras las delegadas Sonia Gaya y Adela Castaño bailan sevillanas del Pali. Es más, estoy seguro de que el fotógrafo oficial del Ayuntamien­to es Manolo Aspirina, que en todas las recepcione­s del alcalde en su despacho pone su caballito de cartón para darle colorido a la cosa.

Yo no sé a cuántos hombres vestidos de corto sin caballo ha visto el concejal Páez paseando por la Feria a lo largo de su vida y a lo mejor lo más sensato es dejar que se explique, pero lo que sí sé es que con esta clase política es imposible zafarse del sambenito festero y panderetis­ta que nos tienen colocado fuera de aquí. Segurament­e muchos sevillanos noveleros contribuir­án a esta distorsión de nuestras fiestas porque hay gente ‘pa to’. Y yo tampoco defiendo el inmovilism­o. Pero, verá usted, lo que no puede ser, no puede ser. Por ejemplo: inaugurar la calle del Infierno un Viernes de Dolores queda raro porque los niños sevillanos no suelen ir los domingos de ramos al Ratón Vacilón, sino a la Borriquita. Pero tampoco es plan de ponerse purista, así que yo le propongo al alcalde un trato: si él se pasea por la calle Sierpes durante los días feriales vestido de torero, yo me visto de corto. Y que la foto la cuelguen luego en la sala principal del Museo Bellver.

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