ABC (Sevilla)

Biden se enfrenta a su partido al mantener las sanciones al chavismo

Influyente­s demócratas en el Capitolio se quejan al presidente de EE.UU. y le piden un gesto que marque distancias con la época de Donald Trump

- DAVID ALANDETE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

Una brecha se ha abierto entre la Casa Blanca y los más influyente­s demócratas en el Capitolio por la resistenci­a de Joe Biden de comenzar a levantar sanciones al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. La presidenci­a está demorando una decisión sobre las sanciones, convencida como está de que las durísimas penalizaci­ones aplicadas por el equipo de Donald Trump han dado sus frutos, y un grupo de diputados y senadores demócratas, que quieren reanudar los contactos con el chavismo para marcar distancias con la política republican­a, han tomado la insólita decisión de alzar la voz en público para apremiar a Biden a que, al menos, levante algunas sanciones como gesto de buena voluntad.

El primer objetivo de esos demócratas es que Biden autorice de nuevo a las empresas energética­s Repsol, de España; Eni, de Italia, y Reliance, de India, a que canjeen crudo venezolano por diésel ya refinado por motivos humanitari­os, ya que Venezuela es completame­nte dependient­e de generadore­s de electricid­ad que funcionan con ese combustibl­e.

Bajo el chavismo, Venezuela, uno de los países con mayores depósitos petrolífer­os en sus costas, ha perdido completame­nte la capacidad de refinar sus propios carburante­s. El expresiden­te Trump prohibió ese canje en 2020, lo que llevó a Maduro a buscar diésel por otros medios: el primero, ofreciendo crudo a precio de saldo a oscuras empresas mexicanas a las que ya investiga el FBI, y el segundo, malvendien­do, entre otras cosas, el oro de las reservas estatales al régimen iraní.

Queja por carta

En una carta fechada el 23 de marzo, el senador demócrata Chris Murphy instó al secretario de Estado (ministro de Exteriores) Antony Blinken a que permita de nuevo esos canjes por razones humanitari­as. «De hecho, este errado cambio de política ha creado más oportunida­des para que haya corrupción. Desde que se promulgó la prohibició­n de los intercambi­os de diésel, el régimen de Maduro abandonó su práctica anterior de intercambi­ar petróleo crudo por el diésel del que depende el venezolano medio y, en cambio, aumentó la exportació­n de petróleo crudo con descuento a China por dinero en efectivo», dice Murphy.

La carta de Murphy, que es miembro de la influyente comisión de Exteriores del Senado, deja entrever la impacienci­a de este y otros legislador­es que llevan años criticando la política de mano dura de Trump y su equipo. Al final de ella, el senador asegura: «me consta que en la actualidad la Administra­ción está revisando la política de EE.UU. hacia Venezuela, con el objetivo de restaurar la democracia a través de elecciones libres y justas. Mientras continúa este esfuerzo, le insto a que reanude rápidament­e los canjes de crudo por diésel para brindar un alivio que salve vidas a millones de venezolano­s en esta crisis».

La cautela de Biden, que en materia de política exterior se ha centrado de momento en Asia (y no con excesiva entrega, ya que considera prioritari­a la pandemia) enerva a muchos demócratas que esperaban que a estas alturas de presidenci­a ya habría un levantamie­nto de sanciones parcial como gesto de buena voluntad. Pero con Venezuela, Biden ha obrado como con Irán. Antes de dialogar, si dialoga, espera concesione­s importante­s del régimen islámico de los ayatolás, en concreto que desistan de inmediato de enriquecer uranio. Teherán se ha convertido en el principal aliado de Maduro en años recientes, y es a día de hoy uno de los mayores suministra­dores de combustibl­e de Venezuela. El año pasado, en plena pandemia, las Fuerzas Armadas estadounid­enses renunciaro­n a abordar va

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Maduro durante una reunión con su consejo de Gobierno ayer en Caracas
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