La campaña de cítricos avanza a ritmo lento pero con buenos precios en árbol
El sector se muestra preocupado por la feroz competencia de Egipto, que ha multiplicado su producción y llega un mes y medio antes a los mercados
Con aproximadamente el 30% de la recolección de cítricos pendiente en Andalucía, y aunque la mitad de las naranjas de esta segunda parte de la campaña está todavía en el árbol, los agricultores tildan a la presente como «una buena campaña».
La calidad de la fruta y los buenos precios han acompañado al sector productor en la primera parte de la campaña y lo siguen haciendo ahora con las variedades más tardías, llegando a cerrarse operaciones hasta a 0,50 euros/kilo para la variedad valencia late entre febrero y marzo.
La razón que explica estos precios es una «psicosis en el mercado respecto a una posible escasez de fruta de cara a los próximos meses, lo que hizo tirar de las cotizaciones al alza», destaca Manuel Altava, vicepresidente de Asaja Sevilla, que añade que se ha llegado a provocar «una burbuja de precios en campo que difícilmente se va a poder cumplir».
Menos fruta
En términos generales, la impresión es que hay algo menos de fruta en esta segunda parte de la campaña de lo que se estimaba, debido a la inestabilidad climática y a una alta producción en la cosecha anterior. Por lo tanto, el aforo previsto en Andalucía, en el que se fijó una cosecha de todos los cítricos (naranja, mandarina, limón y pomelo) superior a los 2,3 millones de toneladas, con más de 1,6 millones de toneladas de naranjas dulces (que concentran el 72% de la producción), es muy probable que se vea levemente ajustado a la baja.
La campaña de recolección avanza a ritmo muy lento y lleva «hasta un mes y medio de retraso respecto al año anterior». El ritmo de comercialización que estaba siendo muy bueno hasta diciembre se ha visto frenado por las lluvias de enero y la primera mitad de febrero. Además de la inestabilidad climática, la pandemia del Covid-19 también ha incidido en la ralentización de la recolección, lo que ha provocado que algunas variedades vayan bastante atrasadas.
El consumo de las naranjas de mesa avanza, por tanto, «a trompicones». Sin embargo, las llamadas naranjas blancas, con destino a la industria del zumo (Salustiana y Valencia Late, principalmente), sí está teniendo una muy buena salida, ya que el consumidor está buscando reforzar el sistema inmune y prevenir las infecciones frente al coronavirus bebiendo zumo de naranja.
El precio de la naranja con destino a zumo se ha mantenido también en niveles «bastante aceptables», entorno a 0,11-0,12 euros el kilo, «lo que ha dado tranquilidad al sector, pues más o menos los costes estarían cubiertos», destaca el vicepresidente de Asaja Sevilla.
La amenaza de Egipto
Los citricultores andaluces han mostrado su preocupación por la competencia que Egipto ejerce sobretodo en esta segunda parte de la campaña, ya que «en los últimos tres años ha logrado superar a España en la oferta de naranjas Valencia Late, que llegan al mercado europeo un mes y medio antes y con unos precios mucho más bajos», pues estas producciones «no están sujetas a los estándares salariales, sociales y medioambientales que sí cumplimos quienes producimos en España», lamenta Manuel Altava.
En materia de importaciones, la patronal agraria Asaja Sevilla denuncia que «hay puertos europeos que son un auténtico coladero para la entrada sin control de cítricos procedentes de terceros países». En este sentido, Ricardo Serra, presidente de Asaja Sevilla y Asaja Andalucía, reclama que sea la Unión Europea, y no cada país miembro, la que se responsabilice directamente del control de las fronteras.
Serra señala que la citricultura andaluza y española conforma un sector «tecnológicamente muy avanzado, que cuenta con una estructura de las explotaciones muy eficiente y que ha acometido una completa reconversión varietal en los últimos años», lo que per
La oferta andaluza de naranjas supone el 48,3% del total nacional. El porcentaje se sitúa en el 22% en el caso de las mandarinas.