Los autobuses turísticos han perdido 200 millones en un año
«Tengo siete vehículos parados», denuncia uno de los empresarios del sector
La Semana Santa está siendo nula. Eran fechas en las que, además del servicio para turistas, trasladaban a varias bandas de música que acudían a tocar en las procesiones de Sevilla. Este año no hay cofradías y no tienen ninguno de esos encargos.
«Teníamos en plantilla entre oficinas y conductores doce personas, pero ahora sólo puedo tener dos conductores y los tengo por horas», dice Roberto González, que se queja de que pese a la inactividad tiene que pagar deudas e impuestos. El problema es que, como antes de la pandemia las cosas iban bien, él como otros empresarios decidió renovar parte de la flota. Con todo Roberto González, como algunos de sus compañeros, viendo las perspectivas que había en el sector después de que 2018 y 2019 fueran años muy buenos, decidieron comprar algunos autobuses que no han acabado de pagar. Ahora se queja de que, aunque han logrado que los bancos le paralicen el préstamo, el autobús se va devaluando con el paso del tiempo. «Debo más de lo que vale el vehículo». Además según se quejan, la mayoría de estas empresas son pymes familiares. «La empresa por la que han luchado mis padres, mis hermanos y yo se desvanece», se lamenta. Por ello Atedibus pide reuniones con la administración para buscar soluciones y una moratoria en el endeudamiento de las empresas por la inversión en vehículos. Además propone la creación de un fondo de financiación para el transporte discrecional, el lanzamiento de una campaña para la recuperación de la confianza del viajero, la prolongación de los ERTE o reducción del IVA al 4 por ciento.
Atedibus calcula una caída del 85 por ciento y otros 60 millones de pérdida en los seis meses de 2021