ABC (Sevilla)

Miércoles Santo

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para el consumo público. Muchos vecinos del barrio trabajaban en aquel sitio periférico de la Puerta de la Carne, que favoreció tanto la aparición de una amplia cantera de aficionado­s y buenos toreros.

Han estado vinculados a la hermandad lidiadores como el mítico Curro Cúchares, hermano mayor efectivo, cuyos restos reposan en el altar del Cristo desde 1885. También su hijo Currito, su yerno El Tato y Pepete, todos ellos miembros de la junta de gobierno. Han formado parte de ella Pepe Luis, Rafael y Manolo Vázquez, que fue hermano mayor, así como Antonio, Juan y Diego Puerta.

En la Sevilla de la década de 1920 era un acontecimi­ento espectacul­ar la llegada de esta cofradía al puente, con el acompañami­ento multitudin­ario de los vecinos ataviados con sus trajes de fiesta y cantando saetas. Por esta razón la definió el articulist­a Muñoz San Román como la cofradía de los toreros, en un artículo publicado en la revista ‘Blanco y Negro’, el 10 de abril de 1927.

Todo el donaire sevillano de su vecindario, tan cercano geográfica­mente al campo antiguo de la Feria de Sevilla, terminó influyendo también la formación de la identidad de la hermandad, enriquecid­a con la impronta popular de sus convecinos.

En el cortejo procesiona­l tampoco faltaron militares vestidos de uniforme azul, con bombas en el cuello y correaje, y en las gualdrapas azules festoneada­s de doble galón rojo en sus monturas. Ni, por supuesto, al mítico brigada Rafael tocando la corneta durante tantos años. Lo recordó, con viva emoción, en un precioso artículo publicado en este mismo periódico, el teniente general don Manuel Esquivias Franco, hermano de San Bernardo.

En varios pasajes de la película del torero «Currito de la Cruz», estrenada en 1925, aparece fielmente reflejado el arquetipo de cofradía popular de barrio sevillano, que mejor define a esta corporació­n. Inmortaliz­ó el tránsito de la procesión por la calle Ancha.

Se percibe, con sonido real, la fiesta que constituía la salida y el retorno al barrio, en la película cinematogr­áfica de la Fox que ha recuperado el Consejo de Hermandade­s. También el paso de la Virgen del Refugio, por la noche, a la luz de luminosas bengalas que aparecen entorchada­s desde balcones del vecindario, recreando un ambiente festivo parecido al de la calle Castilla de Triana cuando volvían las carretas del Rocío.

Don Manuel Chaves Nogales refirió en uno de sus grandes reportajes periodísti­cos sobre nuestra Semana Santa que la de San Bernardo era, en la década de 1930, una de las principale­s cofradías de la ciudad.

Antonio Filpo Rojas

Pero el verdadero promotor del éxito alcanzado en los años veinte del pasado siglo, y el autor intelectua­l del rescate patrimonia­l e institucio­nal tras las pérdidas de 1936, fue el reconocido abogado don Antonio Filpo Rojas. Mantuvo una estrechísi­ma relación con el barrio, su universo humano y la vieja torería de San Bernardo. En 1915 protagoniz­ó una anecdótica vivencia con Gallito. Presidiend­o la plaza de toros de la Maestranza, tuvo el honor de concederle una oreja al célebre torero macareno, saltándose la vieja tradición que había en Sevilla de no darle orejas a los matadores.

Hizo mucho porque se acercasen a la hermandad, a inicios del siglo XX, altos mandos del Arma de Artillería como los dirigentes y empleados de las fábricas militares de artillería y pirotecnia. Gestionó la incorporac­ión a San Bernardo de la efigie barroca de Santa Bárbara, patrona de los artilleros, provenient­e de la parroquia de Santa Ana.

En la década de 1920 era un acontecimi­ento espectacul­ar la llegada de San Bernardo al puente

El autor intelectua­l del rescate institucio­nal de la hermandad fue Antonio Filpo Rojas

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