La fusión Unicaja-Liberbank avanza con recelos por el futuro
Los accionistas dan hoy luz verde a la unión con el clima enrarecido en Málaga
Las juntas generales de accionistas de Unicaja Banco y Liberbank tienen previsto reunirse hoy para dar el visto bueno al proyecto de fusión que sus consejos de administración aprobaron sobre la campana cuando estaba a punto de expirar el ejercicio de 2020. Se trata de un paso más hacia una unión conseguida al segundo intento. Que servirá para crear el quinto banco español. Contemplada como imprescindible ante la necesidad de ganar tamaño. Pero que paradójicamente en Málaga, sede de la entidad absorbente, ha generado un clima enrarecido ante las dudas surgidas en torno a cuál será el futuro del banco resultante.
Tanto en Málaga como en Madrid, las dos reuniones se desarrollarán de manera telemática. Y no se espera ninguna sorpresa. En el caso del banco malagueño, sus accionistas también tienen que dar luz verde a la renovación parcial del consejo de administración de la firma resultante, que quedará integrado por un total de 15 miembros y estará presidido por el actual presidente de Unicaja, Manuel Azuaga, que tendrá como segundo al actual consejero delegado de Liberbank, Manuel Menéndez.
Cuatro de los siete consejeros dominicales lo serán a propuesta de Unicaja y tres de Liberbank. De los seis independientes, cuatro procederán del banco malagueño y dos del absorbido. El ‘sí’ de los dueños se producirá precisamente a los pocos días de que Caixabank y Bankia hayan terminado del todo su periplo para ser una entidad. En el caso de Unicaja y Liberbank, cuyo matrimonio constituye el quinto banco español por volumen de activos y por depósitos, aún restarán las autorizaciones regulatorias preceptivas, que previsiblemente se darán entre junio y julio próximos.En las juntas, se ha de aprobar asimismo el reparto de dividendo para este año, después del parón de 2020 al que obligó el Covid.
Y, ¿por qué entonces los recelos, ante una fusión que además presenta notables complementariedades, pues apenas existen solapamientos territoriales entre las dos organizaciones? Todo parte del modo en que terminó cerrándose el reparto de poder y el enfrentamiento que ello generó entre la actual cúpula de Unicaja Banco y quien comanda la fundación bancaria que es su máxima accionista, Braulio Medel. Un enconamiento que a punto estuvo de dar al traste con la operación.
Desde las oficinas más nobles del banco se acusa al que fuera presidente durante dos décadas y media de haber permitido un acuerdo que, si no se remedia, puede hacer que el centro de decisión de la nueva entidad bascule hacia Madrid dentro de dos años, cuando se jubile Azuaga. Entonces, tal y como piden los reguladores, será el ‘número dos’ del banco el principal ejecutivo del mismo. Y ése es Menéndez, que tendrá que someter su permanencia a votación del consejo. El nuevo presidente tendrá funciones exclusivamente representativas.
Miedo a ser engullidos
No se trata de meros celos territoriales, ni solo el temor a que la sede principal del nuevo banco, que ahora queda en Málaga, cambie de lugar. La inquietud principal va más allá: tanto en el banco como en numerosos sectores de la sociedad malagueña la preocupación radica en que si el timón lo llevan otros, se pierdan las señas de identidad que han caracterizado a Unicaja de forma secular. Una de ellas. La disposición de continuar su camino en solitario como banco de mediano tamaño dando servicio a los territorios en los que es fuerte. Especialmente Andalucía. En román paladino, existe pavor a que pudiera aceptarse la primera operación corporativa que se planteara y Unicaja terminara engullida con sus principales centros de decisión en la lejanía. Andalucía perdería el único banco propio que le queda.
Quizás no haya que esperar dos años. Para saber qué ocurre al final la clave estará en la renovación parcial que el consejo habrá de afrontar el año que viene. Con Medel fuerte en el volante de la Fundación (ha repelido los furibundos ataques sufridos en los tres últimos meses a cuenta de sus cobros de otras empresas cuando presidía Unicaja) y su patronato entregado, los cuatro consejeros que envíe entonces al principal órgano decisorio dirán de qué lado cae la balanza.