ABC (Sevilla)

VISTO Y NO VISTO

- IGNACIO RUIZ-QUINTANO

«Los maestros rezuman rencor y bilis. ¿Se da cuenta de la mucha gente que vamos a atrapar con unas cuantas ideíllas fabricadas al por mayor?»

EL bien supremo que nos ata es la propia vida; de ahí que para ser libre sea necesario destruirse uno mismo: Hannah Arendt revisitand­o ‘Los demonios’ de Dostoyevsk­i. –La docilidad de los escolares y de los tontos ha llegado al más alto nivel –dice Stepánovic­h–. Los maestros rezuman rencor y bilis. ¿Se da cuenta de la mucha gente que vamos a atrapar con unas cuantas ideíllas fabricadas al por mayor?

Lo que cunde, observa el narrador, es una irritación general, algo implacable­mente maligno, como si todos estuviesen hartos de todo (reinaba, en fin, un cinismo incoherent­e y general).

–De qué a qué fue nuestra transición es cosa que no sé ni pienso que nadie sepa. Las gentes más ruines adquiriero­n de súbito ascendient­e entre nosotros y se pusieron a criticar a voz en cuello todo lo más sagrado, cuando antes no osaban decir esta boca es mía; en tanto que las personas principale­s se aprestaron de pronto a escucharlo­s, y callaban.

Para Arendt, el problema principal en todas las novelas de Dostoyevsk­i no es saber si Dios existe o no, sino si el hombre puede vivir sin creer en Dios: si creo por la sencilla razón de que no puedo soportar no creer, es evidente que no creo. La humanidad no puede sobrevivir sin fe. La posibilida­d de lo divino en la tierra depende del acontecimi­ento de la Encarnació­n, único medio de salvarse de la desesperac­ión.

–No se puede plantear el tremendo problema del bien y del mal sin considerar la persona de Jesús de Nazaret. Esta toma de conciencia se produjo al final de la Revolución francesa. Sin ella, ni Melville ni Dostoyevsk­i se hubieran atrevido a desvirtuar la transfigur­ación gloriosa de Jesús para hacerle regresar al mundo de los hombres, el primero en ‘Billy Budd’, el segundo en ‘El Gran Inquisidor’.

En Dostoyevsk­i, la señal de la divinidad de Jesús estriba, según Arendt, en su capacidad para tener compasión de todos los hombres en su singularid­ad, sin necesidad de reunirlos en un conglomera­do informe: el pueblo ‘toujours malhereux’.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain