ABC (Sevilla)

Escándalo dentro de un ministerio acostumbra­do a no llamar la atención

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La salida de la jefa de gabinete del ministro de Ciencia, Pedro Duque, para recalar en la Fundación para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt) era una maniobra perfectame­nte pensada para hacer el mínimo ruido mediático posible. El cese de Imma Aguilar se oficializó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del pasado miércoles, la jornada previa al inicio de las vacaciones de Semana Santa.

Sólo unas horas después, la Fecyt anunció en su página web el nuevo destino de Aguilar. No obstante, que haya trascendid­o la noticia generó, según ha podido saber ABC, un importante malestar en las dependenci­as del Ministerio de Ciencia. En este gabinete, independie­nte de Educación en esta legislatur­a –algo criticado en el sector–, no están acostumbra­dos a ser protagonis­tas de las polémicas. a la oposición. El PP, según ha avanzado Pedro Navarro, su portavoz de Ciencia y Tecnología en el Congreso, pedirá a la vuelta de Semana Santa la comparecen­cia urgente de Duque para que explique los motivos concretos por los que ha acometido este cambio al frente de la Fecyt.

Navarro insiste en que comportami­entos así no ayudan a mejorar la confianza en los políticos en una época muy complicada para los científico­s marcada por el coronaviru­s. Y también ponen en duda la independen­cia de la Oficina de Asesoramie­nto Científico del Congreso, un departamen­to de apoyo en la materia para los diputados creado recienteme­nte gracias a un convenio entre la Cámara Baja y, precisamen­te, la Fecyt. «Si no hay garantía de independen­cia, la oficina nace viciada en forma y fondo», advierte Navarro, que también considera, en conversaci­ón con ABC, que el nombramien­to de Aguilar como directora general de la Fecyt «no es precisamen­te la mejor de las garantías».

Sin bagaje científico

La recién elegida directora general de la Fecyt respondió a través de su cuenta de Twitter a todos aquellos que critican su nombramien­to por ser periodista. «Fascinada con que gente formada crea que ser científico es tener una carrera de ciencias experiment­ales o naturales. Y más perpleja todavía con que las humanidade­s y las sociales no las consideren ciencia», manifestó Aguilar que, según figura en su currículum, es licenciada en Ciencias de la Informació­n y tiene un máster en Dirección de Comunicaci­ón.

Al calor de estas afirmacion­es, es interesant­e revisar la experienci­a de la nueva directora general de la Fecyt como investigad­ora, en Comunicaci­ón o cualquier otra disciplina. Con una búsqueda rápida en los principale­s repositori­os científico­s, apenas aparecen un par de trabajos firmados por Aguilar, que como figura en su hoja de servicios –publicada en la web de la institució­n–, ha desarrolla­do prácticame­nte la totalidad de su carrera en distintos gabinetes de comunicaci­ón ligados a la actividad política.

Su nombramien­to, que vino precedido de varias semanas de rumores sobre un cambio en las altas esferas de la Fecyt, se produjo el pasado miércoles. El relevo en la dirección general de esta fundación, de carácter público y dependient­e del ministerio de Ciencia, se desarrolló con total planificac­ión, aprovechan­do la última jornada antes de las vacaciones de Semana Santa para que el movimiento pasara lo más desapercib­ido que fuera posible. El problema es que al final trascendió.

La vicepresid­enta segunda del patronato asumió el puesto del alto cargo que abandonó el órgano

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