ABC (Sevilla)

El Papa pide a los sacerdotes que prediquen huyendo del escándalo

Su ciática agravada le impidió participar en la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo

- JUAN VICENTE BOO CIUDAD DEL VATICANO

que salva», agregó el Santo Padre.

Con buen humor, Francisco –que es el primer Papa jesuita de la historia– pidió ayer disculpas «por esta publicidad de familia» al citar un pasaje de san Ignacio de Loyola sobre el sufrimient­o de María y José al ver que Jesús nace en extrema pobreza y pasa «tantos trabajos, de hambre, de sed, de calor y de frío, de injurias y afrentas, para morir en una cruz».

Con palabras de san Francisco de Asís, el Obispo de Roma animó también ayer a sus sacerdotes a «anunciar el Evangelio con obras y, si es necesario, con palabras», sin dejarse intimidar cuando aparezca el sufrimient­o por hacer el bien, como le sucedió a Jesús.

Debido a las restriccio­nes sanitarias, el Papa celebró la Misa Crismal en el altar de la Cátedra de San Pedro, situado en el ábside de la basílica, con unos ochenta sacerdotes, una treintena de cardenales y menos de un centenar de fieles.

La ceremonia incluyó la bendición de tres ánforas con el óleo para la unción de los enfermos, el óleo de los catecúmeno­s y el crisma –compuesto de aceite y bálsamo– que se utiliza en el bautismo, la confirmaci­ón y la ordenación sacerdotal. Aunque el Santo Padre caminaba con menos dificultad que el Domingo de Ramos, el agravamien­to de su ciática desde el pasado mes de diciembre le obligó en la tarde de ayer a no participar esta tarde en la Misa de la Cena del Señor, que estuvo presidida por el cardenal Giovanni Batista Re, decano del colegio cardenalic­io.

El programa de hoy Viernes Santo incluye la participac­ión del Papa en los oficios de Pasión a las seis de la tarde y en el Vía Crucis a las nueve de la noche, en una plaza de San Pedro absolutame­nte vacía, por segundo año consecutiv­o, debido al confinamie­nto estricto por el coronaviru­s en Italia.

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