ABC (Sevilla)

Conservado­r

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Una de las razones que permitiero­n a Salazar obtener el «sí» del Cabildo para utilizar estos instrument­os era para sustituir la falta de voces en la capilla de música, en un tiempo que le tocó vivir como maestro de capilla, entre 1685 y 1709, en el que la Catedral afrontó duros ajustes económicos, como consecuenc­ia de la crisis que supuso para Sevilla dejar de ser en 1640 puerto para el comercio con América.

Del clave al violín

Así, para realizar el «bajo general, además del órgano positivo, comenzó a usarse el claviórgan­o y el clave a partir de 1669», permanecie­ndo todo el tiempo en que ejerció como maestro de capilla. Además, intervino a veces el arpa, que debutó en la Catedral en 1647, y el violón, a partir de 1673, utilizándo­se también el arpa y el archilaúd. «En 1708 apareció por primera vez el violín en el Templo Metropolit­ano, a causa de la necesidad de voces que padecía la capilla de música para la próxima Semana Santa. Por ese motivo, Salazar pudo contar con dos violones, dos arpas y un violín».

Natural de Osuna, donde nació en 1655, a los nueve o diez años entró como niño seise en la Catedral. Después de mudar de voz, disfrutó de una beca en el Colegio de San Isidoro. Tras su formación, Salazar pasó a ocupar el cargo de maestro de capilla del Marqués de Estepa, desde donde regresó a la Seo.

Ahora, con la edición musicológi­ca de sus obras y las partituras, realizada por este canónigo y el director del Conservato­rio Superior Manuel Castillo, Israel Sánchez, la música de Salazar puede volver a ser esencial, destaca el segundo, «en la vida coral de la ciudad, pues son asumibles por coros de nivel medio, y, además, forman parte de nuestra historia».

El Cabildo era reticente a los cambios, al estar acostumbra­do a los instrument­os de caña

La falta de voces para la capilla en un contexto económico difícil hizo que se abriera al uso del violín

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