ABC (Sevilla)

El maestrante concede su primera entrevista para hablar del funcionami­ento de una institució­n nobiliaria de 350 años

- ANDRÉS AMORÓS

Todos los años, el Domingo de Pascua, en Sevilla, las campanas de la Giralda lanzan al aire su feliz mensaje: Cristo ha resucitado. «Muerte, ¿dónde está tu victoria...?» Esa mañana, además, brilla al sol como una joya –lo que es– la plaza de los toros. Ese día, Sevilla es el centro del mundo taurino: por la mañana, el solemne pregón; por la tarde, la corrida más hermosa de toda la temporada: una comunión popular con la belleza. Todos los años, salvo éste... En el centro de todo ello está la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, que, el año pasado, cumplió los 350 años de existencia y recibió la Medalla de Bellas Artes por «el conjunto de actividade­s académicas, culturales, artísticas y de mecenazgo, vinculado a la tauromaqui­a».

Sus raíces son todavía más antiguas: a mediados del siglo XIII, después de la toma de la ciudad, los acompañant­es de Fernando III fundaron ya una Hermandad de Caballeros; en 1572, Felipe II creó las Reales Maestranza­s de Caballería, para que hubiera jinetes entrenados para la guerra. En 1670, Carlos II creó el Real Cuerpo de la Maestranza de Caballería de Sevilla. Felipe V, en 1730, y Carlos IV, en 1790, lo ratificaro­n otorgándol­e el privilegio de celebrar espectácul­os taurinos.

Estas fechas dan vértigo. Es el momento de hablar de la institució­n y del comienzo de una temporada taurina tan amenazada por la pandemia con el teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, Santiago de León y Domecq (Jerez, 1958), abogado y empresario, que sucedió en 2017 a Javier Benjumea. Le agradezco que, para ABC, haya hecho una excepción a su habitual reserva.

—¿Qué sentido y qué vigencia tiene una institució­n que ha cumplido ya tres siglos y medio?

—Ha buscado siempre adaptarse a los tiempos y vicisitude­s que se han sucedido, con el propósito de ser útil a la sociedad.

—El Hermano Mayor es el Rey y eso no es algo simbólico.

—¡En absoluto! Tenemos contacto directo con la Casa Real. Todo lo que hacemos se lo informamos continuame­nte. Ésta es una institució­n nobiliaria cuyas actuacione­s están presididas por el servicio a España y el apoyo a la Corona.

—Ahora cuentan con mujeres.

—Sí, desde 2016, hay damas maestrante­s, con pleno derecho. Su número irá creciendo de modo razonable y paulatino.

—Está vinculada a la sociedad sevillana.

—¡Por supuesto! Es una institució­n viva, dentro de la ciudad. A eso responden, por ejemplo, el mecenazgo cultural y artístico y una amplia labor social.

—¿Cómo es su economía?

—Es una corporació­n sin ánimo de lucro, que no recibe subvención alguna. Sus ingresos proceden de la plaza, de algunos alquileres y de las entradas al museo.

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