Una ruptura con el tiempo
ALÉGRAME EL CORAZÓN
Vayan saliendo por la puerta los que buscan algo actual, preso de este tiempo. La guitarra de Ricardo Miño, uno de los músicos señeros de Triana, parece especializada en lo extraño y viene a confirmarnos aquí una ruptura con su entorno. ‘Alégrame el corazón’ no mira a su alrededor, sino a un momento que pasó y no ha existido. Su eje no se fundamenta en la técnica, sino en la atmósfera. Es ochentero en sus arreglos, casi setentero el sonido, arrebatadoramente nostálgico. Algo de rock andaluz circula por sus arterias. De deleite por lo remoto y popular. La sinfonía por soleá con la que se cierra va vadeando puentes como anillos que en vez de avanzar circundan la historia sin tocarla. No pertenece del todo al pasado. Tampoco al presente ni al futuro. Qué es, entonces. Flamenco, clásico según el nacionalismo musical, cofrade, folclórico o tal vez todo ello.
La raíz latina cobra importancia en temas como ‘Guarapo’, ‘Pan de azúcar’ y ‘Feria’. También en ‘Rebujina’, título que podría entenderse como prisma de la obra. En ‘A la deriva’ se eleva lo oriental junto a Gualberto y el cantaor Segundo Falcón. Y al Niño Ricardo, de quien tantos aprendieron sus primeras falsetas, lo evoca por bulerías, pieza donde recupera una grabación original del guitarrista sevillano a modo de añeja clausura. Lo nuevo de Ricardo Miño, por estos motivos, nos ofrece una nave para marchar a ese ningún lugar del que parte y a donde va. Un espacio que de alguna forma palpita en unos pocos surcos donde no cabe ni la memoria.