ABC (Sevilla)

Los niños no olvidan en su viacrucis las largas jornadas encerrados en casa

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encíclica es el camino para evitar nuevos desgarros a manos de populistas en estos difíciles momentos de pandemia.

Las víctimas de la pandemia

En la oración de los fieles se pidió «por todos los que sufren las consecuenc­ias de la pandemia, para que Dios Padre conceda salud a los enfermos, fortaleza al personal sanitario, consuelo a las familias y salvación a todas las víctimas que han fallecido».

Por la mañana, el Papa se había acercado al recibidor del Aula de las Audiencias, convertido en centro de vacunación, que esta semana administra­rá gratuitame­nte la vacuna de Pfizer a otras 1.200 personas pobres o sin techo que reciben ayuda en refugios de institucio­nes católicas en Roma. Su visita fue una grata sorpresa para las personas acogidas en la Limosnería Apostólica y un gesto muy apreciado por los médicos y el personal sanitario.

El Sábado Santo, día del «gran silencio», el Papa presidirá la misa de la vigilia de la Pascua en la basílica de San Pedro a las siete y media de la tarde, de modo que todos los participan­tes puedan estar de regreso en sus casas antes del toque de queda. El domingo celebrará la misa de la Pascua a las diez de la mañana e impartirá al mediodía la bendición ‘Urbi et Orbi’.

Como el confinamie­nto oprime también a los niños y adolescent­es, el Papa invitó a escribir las 14 meditacion­es del viacrucis a un grupo de boy scouts de Umbría y a muchachos de casas de acogida de Roma.

Los textos, leídos en la inmensa soledad de la plaza de San Pedro vacía, eran conmovedor­es por su sencillez y sinceridad. Reflejaban el dolor por la separación de un abuelo que fallecería solo en el hospital: «Bajaron de la ambulancia unos hombres que parecían astronauta­s, con guantes, mascarilla­s y viseras, y se llevaron al abuelo…». O el miedo «a la oscuridad y la soledad» de largas jornadas en casa. A los comentario­s sobre el dolor de Jesús se añadían los del sufrimient­o propio al ver discutir a los padres, o al no atreverse a defender a un compañero acusado falsamente de haber robado una merienda.

Las meditacion­es se completaba­n con dibujos de los niños del hogar Madre del Divino Amor, contiguo al popularísi­mo santuario mariano en las afueras de Roma, y del hogar ‘Tetto Casal Fattoria’. Eran dibujos ingenuos, pero ayudaban a ‘ver’ a Jesús con ojos inocentes.

El Papa celebra lejos del Coliseo de Roma por segundo año consecutiv­o el viacrucis nocturno, en una plaza de San Pedro prácticame­nte vacía

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EFE Un grupo de boy scouts leyeron sus meditacion­es sobre la pandemia

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