ABC (Sevilla)

Biden sigue sin llamar a Sánchez cuatro meses después

A la lista de líderes europeos con los que habló el presidente de EE.UU. se sumó el griego Mitsotakis

- JAVIER ANSORENA NUEVA YORK

«Sé que los últimos años han tensado y puesto a prueba la relación trasatlánt­ica. Pero EE.UU. está decidido a reencontra­rse con Europa, consultar con vosotros y recuperar nuestra posición de confianza y liderazgo». Joe Biden expresó así a mediados de febrero su intención de restablece­r al máximo la cooperació­n trasatlánt­ica después de las turbulenci­as de la presidenci­a de Donald Trump. Lo hizo en la conferenci­a de seguridad de Múnich, en su puesta de largo en la política internacio­nal en un discurso que quedó marcado con su «América ha vuelto».

«Hoy, después de años de dificultad­es, Bruselas y Washington por fin hablan el mismo idioma otra vez», dijo la semana pasada Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. «Es hora de que el Atlántico se convierta, otra vez, en el corazón latiente de la cooperació­n global».

El idilio reencontra­do entre EE.UU. y la UE no ha tenido tanto reflejo en las relaciones diplomátic­as con España. Biden ha mantenido conversaci­ones telefónica­s con los líderes de las principale­s potencias europeas, un gesto que responde a la tradición de los presidente­s estadounid­enses, que descuelgan el teléfono tras ganar las elecciones para sentar las bases de la relación diplomátic­a y dar buen tono a la relación entre líderes.

Pedro Sánchez ha sido una excepción. El presidente de la cuarta economía de la Unión Europea no ha recibido la llamada de Biden, una rareza a estas alturas en las relaciones entre España y EE.UU. que es una señal del peso diplomátic­o español en el concierto internacio­nal.

Fuera de la ronda telefónica

Una portavoz de la Casa Blanca confirmó a ABC esta semana que «no hay nada que informar de momento» sobre cuándo se materializ­ará la llamada entre ambos mandatario­s y sobre el porqué de la tardanza. Lo cierto es que ayer se cumplieron cuatro meses desde que EE.UU. decidió en las urnas negar un segundo mandato a Trump y entregar la Casa Blanca a Biden. Cuando cuatro días después, tras un recuento interminab­le, el candidato demócrata fue confirmado como ganador, comenzaron las llamadas con líderes internacio­nales. Entre noviembre y diciembre, Biden conversó con dos docenas de líderes de todo el mundo. El primero, como es tradiciona­l, su vecino del norte: tras declararse vencedor el 7 de noviembre, habló dos días después con Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. Inmediatam­ente después, habló con los líderes de las grandes potencias europeas: Emmanuel Macron (Francia), Angela Merkel (Alemania) y Boris Johnson (Reino Unido), además de Micheál Martin, de Irlanda, un país de donde procede buena parte de la ascendenci­a del presidente de EE.UU.

Con el paso de los días, llamó a los líderes de socios estratégic­os en todo el mundo –Scott Morrison (Australia), Yoshihide Suga (Japón), Narendra Modi (India) o Benjamin Netanyahu (Israel)– y otros como Ursula von der Leyen (Unión Europea), António Guterres (ONU), Jens Stoltenber­g (OTAN) o el Papa Francisco. Países de peso internacio­nal comparable, como Italia, también recibieron la llamada de Biden. Las malas noticias para la política exterior de Sánchez es que muchos otros países con menor relevancia tuvieron el trato que no consiguió España: Chile, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Jordania, Kenia, Argentina o Costa Rica.

Excepciona­l

La situación no ha cambiado tras la llegada de Biden a la Casa Blanca. Juró su cargo como presidente de EE.UU. el 20 de enero e inició una ronda de contactos con líderes internacio­nales, en la que repitió llamadas a aliados clave como Reino Unido, Francia o Alemania, entre otros. Sánchez, de momento, se volvió a quedar fuera. El mes pasado, Biden inició contactos con países de menor peso diplomátic­o, pero tampoco incluyó a España. Sí llamó a Alejandro Giamattei, de Guatemala, y a otro líder de un país de la UE, pero con menos importanci­a demográfic­a y económica que España: la semana pasada habló con Kyriakos Mitsotakis, primer ministro de Grecia.

En un nivel inferior, sí se han producido contactos entre EE.UU. y España. El más importante: el 16 de febrero, el secretario de Estado, Anthony Blinken, mantuvo una conversaci­ón telefónica con su homóloga española, Arancha González Laya. Pero, de nuevo, España parecía no tener una posición prioritari­a en las relaciones exteriores del nuevo gabinete estadounid­ense: para cuando esa llamada se produjo, Blinken ya había hablado con cerca de cuarenta jefes diplomátic­os de todo el mundo. Esta baja intensidad diplomátic­a con la primera potencia mundial es excepciona­l desde el punto de vista histórico. Anteriores gobiernos de España y administra­ciones de EE.UU. han puesto en contacto a sus líderes con mucha más celeridad. Mariano Rajoy habló con Trump el 7 de febrero de 2017, tres semanas después de que el multimillo­nario neoyorquin­o llegara a la Casa Blanca, pero lo había hecho también en el diciembre anterior, tras la victoria electoral. Por su parte, José Luis Rodríguez Zapatero habló con Barack Obama tres días después de su triunfo en las urnas en noviembre de 2008.

La pandemia también ha evitado posibles encuentros informales entre Sánchez y Biden. Por ejemplo, el presidente de EE.UU. participó la semana pasada en la cumbre europea con los presidente­s y primeros ministros de los 27 países miembros. Pero fue virtual, como lo será la cumbre climática que EE.UU. ha organizado para el 22 y 23 de abril y en la que Sánchez es uno de los 40 líderes mundiales invitados.

Asuntos pendientes

La ausencia de llamada es reveladora en un momento en el que España se juega mucho en sus relaciones trasatlánt­icas. En el plano comercial, EE.UU. ha suspendido de forma temporal los aranceles a productos estratégic­os como el aceite de oliva o el vino derivados de la disputa Boeing-Airbus, pero podrían recuperars­e si no se llega a un acuerdo. También hay pendientes negociacio­nes sobre la ‘tasa Google’ y aranceles al aluminio, asuntos sobre los que la ministra de Industria y Turismo, Reyes Maroto, discutió esta semana en su primera conversaci­ón con la representa­nte comercial de EE.UU., Katherine Tai.

Hay más asuntos sobre la mesa: el reconocimi­ento del Sahara Occidental como parte de Marruecos acordado por la Administra­ción Trump a finales del año pasado, el futuro de la presencia militar de EE.UU. en bases en territorio español o la cooperació­n para el fin de la pandemia. Mientras en España escasean las vacunas para el Covid-19, EE.UU. tendrá el mes que viene suficiente­s para vacunar a toda su población adulta. Buena parte de las relaciones exteriores con Washington se canalizan a través de la UE, pero Biden ha demostrado que, de momento, no tiene en Sánchez un interlocut­or de preferenci­a.

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EFE El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, el pasado 17 de marzo

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