VISTO Y NO VISTO
«Cuando la usurpación gobierna en nombre de la libertad, la necesidad de lo arbitrario para mantener la impostura es llevada por la propaganda hasta los gobernados»
LAS dos escenas más brutales contra la civilización en tanto que decoro de la cultura vistas por aquí son el asalto a una misa de Pascua por la policía de Almeida, alcalde de Madrid como Carlos III y abogado del Estado como Bal, y el asalto a un domicilio por la policía de Marlaska, que va de marinero bonito de Melville en el sanchismo. Una ventolina (‘a cat’s paw’) de Iván Redondo, la del marinero especialmente apuesto que se utilizaba para atraer a otros a que se enrolasen.
Estos gavieros del sanchismo constituyen, como los de Melville, un club aéreo: haraganean apoyados en las alas del trinquete por almohada, se cuentan historias como dioses ociosos y miran al ocupado mundo de las cubiertas de abajo, donde el jefe de policía tiene como subordinados a los cabos de escuadra, ‘sumisos hasta un punto casi incompatible con la volición moral’.
Almeida, de lengua suelta y pico de tucán, no ha explicado el asalto a la misa. Marlaska, en cambio, perora sobre el asalto al domicilio, tuneando la
Constitución como quien tunea el apellido de mamá. El marinero constitucionario, diría el abate Sieyes, es decir, un poder constituido que se erige en poder constituyente, birlibirloque que a nadie escandaliza en España, lo que da la medida de nuestra cultura democrática.
—Cuando la usurpación gobierna en nombre de la libertad –observó un gran pensador–, la necesidad de lo arbitrario para mantener la impostura es llevada por la propaganda hasta el corazón de los gobernados.
Por sus explicaciones, Marlaska no es jurista, sino leguleyo. Como súbditos, pedimos que, en vez de ‘despuertarnos’ con un ariete, se sirva acceder a nuestras moradas mediante un wifi como Santa Teresa accedía a las suyas mediante la oración. Un ojo marlasco sobre nuestra intimidad. Porque ¿quién es Marlaska para meter con ariete sus Tomys de Finlandia en nuestros úteros maternos? Aquí tiene material Slotyerdijk para completar su teoría de la Modernidad con la relación entre intimidad, exterioridad y técnica.