El retorno del superhéroe
cobran) al tiempo que, en un esfuerzo titánico y digno de encomio, atendió a más de dos mil personas no citadas, pero de las mismas características de quienes se estaban vacunando….
Me sorprende que los medios se hayan hecho muy escaso eco de lo sucedido, suavizándolo bajo los calificativos de «broma» o en el peor de los casos «bulo», términos que distan muchísimo de lo que realmente sucedió - y pudo suceder-, en una fecha ( Jueves Santo) y hora buscadas a propósito.
De repente una noche, épicas imágenes abren los telediarios. Un sobrehumano ser, con desafiante y moñudo perfil, avanza resueltamente como si fuera el mismísimo Gary Cooper de «Solo ante el peligro». Descendiente de una estirpe de pacifistas luchadores de hoz y martillo por la libertad de los pueblos oprimidos, nuestro superhéroe había abandonado los cielos monclovitas para combatir en la calle a fascistas y fascistos. En esta su primera gesta televisada se enfrentaría a cuatro malotes jovenzuelos que le increpaban desde lejos con insufribles gritos de jarabe democrático: «Fuera la casta de nuestros barrios». Cuatro desarmados niñatos que nuestro campeón, auténtico experto en escraches y la ley del embudo, supo desactivar tan solo con su aguerrida presencia... un puñado de seguidores, algunos guardaespaldas y unos cuantos policías nacionales, pero sin necesidad siquiera de su motorizada guardia de Galapagar.
MIGUEL ÁNGEL LOMA PÉREZ