La ministra que iba a por nota
La OCDE critica la manga ancha de España para evitar evaluaciones y suspensos durante el curso pasado
Se empieza por dar aprobado general para evitar al alumno confinado el estrés postraumático de un suspenso y se termina por saludar a la gente con un «¿De qué lejos viene usted?». En la España del ingreso mínimo y el notable alto, la excelencia y el esfuerzo no entran en los planes de estudio, no vayan a viciarse las nuevas generaciones en la cultura del sacrificio, letal para la supervivencia de una izquierda que cultiva la especie de que a la felicidad se llega por el recreo y que tiene en la ministra de Educación el mejor símbolo de su soberbia y su incompetencia, gramatical y de la otra. Fue la pasada semana y estando de puente y fiesta cuando Isabel Celaá vendió como reconocimiento internacional a su gestión un informe de la OCDE –de qué lejos vino– que subrayaba el logro académico que ha representado la apertura de las aulas españolas durante la pandemia. Lo que silenció la ministra, temas que no entraban en el examen, fueron las críticas que el mismo informe dedica a la ausencia de evaluaciones durante el confinamiento, matrícula en indiferencia, y la sorpresa provocada por el abultado número de aprobados de la cosecha escolar del año pasado. La generación Celaá, a la conquista del mundo; a qué lejos van, que diría su musa y mentora.