ABC (Sevilla)

El abogado de Puigdemont cesa para mantener a sus dos familias

Junts acepta su renuncia tras haber cuestionad­o la desobedien­cia

- SALVADOR SOSTRES

me Clotet, Marta Subirà, Jordi Cabrafiga, Víctor Cullell o Joan Maria Piqué. La propuesta que ha lanzado el condenado Jordi Sánchez, secretario general de JpC, ante la falta de acuerdo con Esquerra, de investir a Aragonès, pasar a la oposición y dejar que los republican­os gobiernen en minoría, es una posibilida­d que su partido no puede permitirse. Demasiadas bocas para alimentar. No sólo en el gobierno.

En los medios de comunicaci­ón, públicos y privados –todos ellos dependen en Cataluña de las subvencion­es de la Generalita­t para sobrevivir– existe la misma ansia por la formación de gobierno. El presidente de la editora del periódico de papel más cercano a Puigdemont, ‘El Punt-Avui’, aspira a convertirs­e en secretario de Difusión, que es quien decide el reparto de subvencion­es; y el director del digital más afín, José Antich, quiere ser el próximo presidente de la Corporació­n Catalana de Medios Audiovisua­les, el órgano de gobierno de Catalunya Ràdio y TV3. Ambos están al borde de la bancarrota y el primero necesita controlar todo el dinero para llevarse una mejor tajada; y el segundo quiere más poder para asegurarse las ganancias a base de intercambi­os. Francesc-Marc Álvaro, columnista de ‘La Vanguardia’, y autor del libro ‘Por qué hemos ganado’, en referencia al referendo ilegal del 1 de octubre, reconocía en su artículo de ayer que «el referéndum unilateral no fue reconocido por nadie y de aquel resultado no salió ningún mandato efectivo».

Pilar Rahola, por su parte, tiene a una hija estudiando en un internado suizo de no menos de 10.000 euros al mes. Cuando empuja a los líderes independen­tistas al abismo, o dice ‘no entender’ la prudencia del dimitido Cuevillas, es porque en este terreno no se juega nada. Pero todos pudimos escuchar sus conversaci­ones telefónica­s reclamando más tertulias en TV3 y sus amenazas al actual director por haber reducido su presencia venezolana en la cadena. «Se lo haremos pagar», dijo, mientras pensaba en cómo pagar lo de su hija. Rahola ha sido la independen­tista que más ha cobrado a propósito de la causa –sin la explícita presión primero de Mas y luego de Puigdemont no estaría ni en TV3 ni en ‘La Vanguardia’– y no ha pagado ningún precio personal ni ha conseguido ningún objetivo político. Puede pedir la dimisión de Cuevillas, pero ambos se dedican a lo mismo y bajo idéntico paradigma. Como en todos los delirios paranoicos y destructiv­os, el asesino y la víctima sólo se diferencia­n por quién llega antes al cuchillo.

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Jaume AlonsoCuev­illas

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