Marcus Rashford, un héroe acosado
Marcus Rashford, Alex Tuanzebe, Anthony Martial, Reece James, Romaine Sawyers, Alex Jankewitz, Lauren James, William, Rudiger y Yan Dhanda comparten el ser jugadores profesionales de fútbol en Inglaterra y que todos ellos han sido víctimas de acoso racista y del discurso del odio en las redes sociales. No son los únicos, pues el fútbol anglosajón, en medio de una pandemia y de una actualidad política marcada por el Brexit y los discursos extremistas, vive sofocado desde hace meses por el racismo que se emana desde las redes sociales. Un estudio de la PFA (asociación de jugadores) concluyó en verano de 2020 que el 43% de jugadores de la Premier han sufrido acoso en twitter, mientras que los ataques verbales racistas subieron hasta un 53% y los relacionados con orientaciones sexuales, un 95%. Unas estadísticas que han persistido en la actual temporada. Tanto que su regulación se ha convertido en toda una cuestión de estado en la isla e incluso miembros de la familia real como el duque de Cambridge o el Príncipe Guillermo se han posicionado a favor de tomar medidas.
No solo los futbolistas son objetivo de este movimiento. Mike Dean, uno de los árbitros más reconocidos de la competición, tuvo que ausentarse de sus labores durante un tiempo por las amenazas de muerte que él y su familia recibían. Y Karen Carney, comentarista y exfutbolista, tuvo que cerrar su cuenta de Twitter tras recibir cerca de 4.000 respuestas (muchas sexistas), como respuesta a un comentario que había pronunciado en una retransmisión en directo de un partido, que el parón por el Covid les había beneficiado
«Problema sistemático»
Sin embargo, como en tantos otros ámbitos de la vida, el coronavirus ha creado una nueva realidad. La ausencia de aficionados en los estadios ha focalizado este «odio sistemático», como lo denominó Chris Grant (miembro del organismo gubernamental Sports England) a la redes sociales y a las inmediaciones de los estadios. La primera temporada (19-20) de la historia del fútbol inglés sin aficionados (incluso durante la Segunda Guerra Mundial la gente acudía a algunos recintos pese a la posibilidad de un ataque nazi) no ha impedido que el racismo prospere. Las detenciones relacionadas con este mal en los estadios ingleses y galeses de las
Uno de los casos más llamativos de la bipolaridad de la sociedad inglesa respecto a sus futbolistas es el de Marcus Rashford, delantero del Manchester United. Durante la pandemia se convirtió en un importantesímbolo social al crear varias plataformas contra el hambre infantil e incluso obligó a implicarse al Gobierno de Boris Johnson a la causa. Fue nombrado miembro de la Orden del Imperio Británico. Sin embargo, el futbolista ha recibido muchas amenazas desde las redes sociales. «Soy un hombre negro y estoy orgulloso de serlo. Ningún comentario va a hacerme sentir diferente», dijo. categorías profesionales de fútbol se duplicó desde la temporada 18/19 a la 19/20 (de las 14 a las 35), y eso que 319 partidos fueron cancelados y 227 se disputaron sin público. Uno de cada diez partidos tuvo un incidente de odio (287 de 2663 partidos, según un estudio de el Ministerio de Interior del Gobierno británico).
Incluso en los pocos partidos en los que se permitió la entrada de público entre los dos confinamientos a los que se enfrentaron los ingleses, hubo problemas. La Premier y las otras competiciones profesionales, con una amplia representación de jugadores de raza negra y minorías étnicas, ha sido una de las ligas, junto a la NBA, más comprometidas con el Black Lives Matter, el movimiento antirracista por antonomasia de la actualidad. Los aficionados del Millwall de segunda división no dudaron en reprochar a sus jugadores que hincasen la rodilla como protesta en el primer partido que pisaban su estadio.
Unas duras estadísticas que han generado un debate tan amplio y complejo que incluso comienza a afectar a la libertad de expresión o a la privacidad. Oliver Dowden, ministro de Cultura, aseguró recientemente que los dirigentes ingleses pretenden «cambiar la ley para hacer que las redes sociales sean más conscientes de lo que ocurre en sus plataformas», e incluso avisó que penas criminales podrían ser aplicadas contra los autores de estos ataques.
Mikel Arteta, entrenador del Arsenal, apoyaba esta decisión: «Creo que las redes sociales tienen una gran responsabilidad sobre esto (los abusos), hablamos de la salud mental de los jugadores y de cómo están expuestos al público. Tiene que ser erradicado». Facebook, tras la tormenta de insultos que corría por las venas de su red social, declaró «estar horrorizada» con la situación. Nombres importantes como Thierry Henry o Gareth Southgate ya han cerrado sus cuentas como protesta.