Las prisiones sevillanas se vacían de presos etarras
Tras los últimos acercamientos, el colectivo se reduce a tres reclusos en Sevilla II
El fin de la política de dispersión y alejamiento de los presos de la banda terrorista ETA, que lleva a cabo el Gobierno de Pedro Sánchez, está vaciando las prisiones que durante años fueron claves en esa estrategia contra la organización para ir debilitándola. Son los centros penitenciarios más alejados del País Vasco y Navarra que durante décadas tuvieron en su población reclusa a un buen número de etarras cumpliendo condena. Es el caso de las cárceles de Cádiz, Sevilla o Canarias. Sin embargo, a día de hoy ese colectivo, que llegó a tener peso en la estructura de la banda y que ha formado parte de todas las negociaciones emprendidas por diferentes gobiernos con ETA, se reduce tan sólo a tres internos en Sevilla II.
Según confirman fuentes penitenciarias, en el módulo 7 de la prisión de Morón siguen recluidos: Asier Arzalluz Goñi, Garikoitz Exteberria Goikoetxea e Iker Olabarrieta Colorado. El primero fue entregado temporalmente en 2005 por las autoridades francesas a España para que fuera juzgado por varios atentados. Fue condenado a más de 80 años de cárcel por varios asesinatos, entre ellos el del funcionario de prisiones Máximo Casado. En 2020 fue extraditado por Francia para que continuara cumpliendo las penas impuestas. Desde entonces está en la prisión sevillana.
Garikoitz Exteberria Goikoetxea fue detenido en 2007. Fue miembro del Comando Vizcaya y condenado a 27 años de prisión. En el juicio admitió su pertenencia a la banda. En 2011 fue uno de los presos castigados con un alejamiento por abandonar la vía del arrepentimiento. Pasó de la prisión gallega de A Lama a Sevilla.
Iker Olabarrieta Colorado fue condenado en 2006 a 20 años de cárcel por haber colocado una bomba en los bajos del coche del socialista Eduardo Madina, que resultó herido grave.
Hasta este lunes, el grupo de presos de ETA recluido en el módulo 7 lo formaba uno más: Juan Mari Etxabarri Garro, que fue miembro del comando Buru Gogor de la banda. Sin embargo, este navarro salió de la cárcel hace cuatro días tras permanecer encarcelado 23 años, según confirmaron desde la asociación de familiarias de presos de la banda Etxerat. Desde redes sociales publicaron una foto del momento
El exlíder del Comando Madrid Ignacio Arakama ‘Makario’ fue trasladado a la prisión de Zaballa, en Álava
de la excarcelación y su recibimiento con ikurriñas.
Etxabarri, natural del barrio de Arrotxapea de Pamplona, llevaba desde 1998 en prisión. Fue detenido el 27 de marzo de 1998. En 1999 fue elegido concejal en Pamplona por Euskal Herritarrok (EH); sin embargo, días después de las elecciones, la Audiencia Nacional lo condenó a seis años de prisión por un delito de pertenencia a banda armada.
Un histórico arrepentido
En febrero, Interior ordenaba el acercamiento de otros dos presos que estaban cumpliendo en Sevilla II. Uno de ellos fue un dirigente destacado de la organización: Ignacio Arakama Mendía, alias Makario, que se encuentra en estos momentos en la prisión de Zaballa, en Álava. Exmiembro del comando Madrid, suma más de 200 años de condena por delitos de sangre como el asesinato del inspector de policía Antonio Recio Claver o los guardias civiles Ángel Pardo, José Luis Vázquez y Avelino Palma. En 1997 i ngresó en prisión y desde entonces sigue encarcelado. Es uno de los históricos de la banda que fue expulsado de la organización por rechazar el uso de la violencia y expresar su arrepentimiento.
También en febrero era trasladado Gurutz Aguirresarobe Pagola a un centro penitenciario más cercano al País Vasco, en concreto el de Logroño. En 2011, la Audiencia Nacional le había condenado a 32 años de prisión como autor del atentado que acabó con la vida del jefe de la Policía Municipal de Andoain (Guipúzcoa) Joseba Pagazaurtundua Ruiz. Le disparó a quemarropa cuando el agente tomaba un café en un bar en 2003. Fue arrestado años después gracias a una prueba de ADN.