Los mejores escritores jóvenes en español de un mundo pandémico
Andrea Abreu, la sevillana Irene ReyesNoguerol, Cristina Morales o Mónica Ojeda, entre los seleccionados por la revista ‘Granta’
más humanamente humanos y eso en los tiempos que corren, en los que la deshumanización nos acecha con sigilo, es muy necesario.
—El narrador de su novela afirma que si supiera cuál es el final, abandonaría su escritura, ¿lo comparte?
—Absolutamente. Yo escribo basándome en el principio del asombro, porque yo soy mi primer lector. Si supiera cómo acaba una historia, qué camino voy a tomar y cómo van a acabar los personajes, estoy convencido que terminaría la historia, porque el asombro desaparece.
—¿Busca en su novela una deliberada confusión entre realidad y ficción?
—Hay un intento de llevar al lector desde la primera página a la confusión donde se diluyan las fronteras entre realidad y ficción, entre autor y narrador. Ese espacio donde las fronteras se van borrando espero que funcione como una catapulta al encantamiento o a la alucinación que se produce cuando abrimos un libro y hace que se borre la realidad para zambullirnos en la realidad que leemos.
Novela ganadora del premio Biblioteca Breve. Editorial: Seix Barral. 392 páginas. 20 € —Su visión de la infancia y adolescencia no tiene nada que ver con la nostalgia de las series americanas.
—La infancia aparece como un tiempo y un espacio pringado de la melaza de la nostalgia porque lo normal es caer en una idealización, algo que me parece muy peligroso en la literatura. He tratado de mantener a raya la nostalgia y regularla, porque siento que en cierta dosis puede ser un bálsamo, no solo en la literatura, también en la vida, pero también pude ser una trampa. Me interesa más la literatura basada en el humor, el cinismo y la mala leche. No te tenido mucho problema en mantenerme al margen de la nostalgia, porque mi recuerdo de la infancia es vibrante y aventurero, pero también violento, donde los golpes se pagaban con puntos de sutura. No volvería a aquellos años.
—¿Su novela también puede leerse como una parodia de la autoficción?
—Yo quería jugar con ironía con la autoficción. Este no es un libro contra la autoficción, sino que la pongo al servicio de una parodia de la autoficción, lo que no deja de ser algo muy cervantino. Lo que hago con ello es alejarme de algo que no tiene mucha cabida en mi literatura, que es la solemnidad. Cuando me acerco a libros especialmente solemnes, el sonido que me devuelven es hueco y vacío. Yo necesito, en cambio, que los libros me emocionen, se a través de la piel o del intelecto, y que estén vivos. La ironía y el humor son fantásticos para mantener a raya a la solemnidad.
Ha transcurrido una década, con pandemia de por medio, desde la primera selección que la revista ‘Granta’ hizo de ‘Los mejores narradores jóvenes en español’, en la que se incluyeron a veintiún autores. Y ayer fue presentada, en el Instituto Cervantes de Madrid, la nueva generación de quienes mejor escriben en nuestra lengua por debajo de los 35 años. La nueva lista, con veinticinco integrantes, permite afirmar, sin miedo a caer en la hipérbole, que el futuro de la literatura en español está asegurado y se construye desde la riqueza y la diversidad del presente. e. Nombres conocidos en nuestros país, s, como los de Andrea Abreu, Alejandro o Morellón, Cristina Morales, Paulina a Flores, Diego Zúñiga, Carlos Manuel el Álvarez o Mónica Ojeda, y otros por r descubrir, como tres de los españoles, s, precisamente, David Aliaga, Munir Haachemi e Irene Reyes-Noguerol. Todos s ellos acudieron, en marzo del año paasado, cuando nuestro suelo, el de to- dos, empezaba a resquebrajarse, a la a llamada de ‘Granta’, que lanzó la connvocatoria con la incertidumbre de un n presente cuya realidad nunca se había parecido tanto a la ficción.
El jurado de esta nueva hornada estaba integrado por los escritores Horacio Castellanos Moya, Rodrigo Fresán y Chloe Aridjis; el poeta y ensayista Aurelio Major; Gaby Wood, directora literaria de la Fundación Booker, y Valerie Miles, directora de ‘Granta en español’. ¿Los candidatos? Escritores nacidos a partir del 1 de enero de 1985, y que tuvieran, por lo menos, una novela o conjunto de relatos publicado o contratado. Se ‘prohibió’, además, que entre los textos remitidos, todos inéditos, hubiera diarios de la pandemia. Y llegaron más de doscientas propuestas.
Empezaron con una lista de 112 hombres y 82 mujeres, y en la definitiva hay 11 mujeres y 14 hombres. Entre ellos, Cristina Morales, que ganó el Nacional de Narrativa en 2019 por ‘Lectura fácil’ (Anagrama); Andrea Abreu, cuya ‘Panza de burro’ (Editorial Barrett) fue uno de los fenómenos del año pasado en España, o Alejandro Morellón, que en 2017 se hizo con el premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez.
¿Qué caracteriza a los elegidos? Pues, en palabras de Valerie Miles, anfitriona de la presentación de la selección en la sede del Cervantes, en esta promoción hay «mucho más humor, sátira e ironía que en la anterior». Están presentes en Michel Nieva, Eudris Planche Savón, Dainerys Machado Vento, Estanislao Medina Huesca o Mateo García Elizondo.
«Ironía y sarcasmo»
«Todos ellos emplean el humor con diversos grados de ironía y sarcasmo», relata la editora. ¿Y qué les distingue de sus predecesores? Según Aurelio Major, en la generación anterior «había un cierto interés por dialogar con la mal llamada generación del ‘boom’, incluso para matar al padre, y en esta lo he notado mucho menos. En aquella el tratamiento era más convencional respecto a las identidades de género. Hay una preocupación por la materialidad del lenguaje que antes no existía».
¿Y qué dicen los protagonistas? Mónica Ojeda, que hace pocos meses publicó un excepcional libro de relatos, ‘Las voladoras’ (Páginas de Espuma), destaca que en el proceso «hubo un acompañamiento de estímulos temáticos, de conexiones con distintas disciplinas, un trabajo editorial completo, no sólo en la parte formal, sino de conversación». Alejandro Morellón, del que Candaya acaba de recuperar ‘El estado natural de las cosas’, que le valió el García Márquez, se queda con lo meticuloso de la gestión, «en la que se ha notado que tanto los traductores como el resto del equipo se han inmiscuido mucho en el trabajo, ha habido una proximidad en el discurso literario, y eso me ha parecido llamativo y enriquecedor». Y la sevillana Irene Reyes-Noguerol, la más joven de la lista con 24 años y que tiene en su haber dos colecciones de relatos bien interesantes, está emocionada. «Ha sido un grandísimo honor estar en esta selección. Soy una autora casi desconocida, lo cual dice mucho de la propuesta. Estoy contentísima».
Como dice Fresán, «bienvenidos a la obra de escritores decididamente interesantes». Lean la selección, publicada por la editorial Candaya en España, y, sobre todo, disfruten de ella.