Un maestro de vida

José Mª Olmedo Rivero (1936-2021) Responsable del equipo que culminó la integración de la Fuerza de Ventas en Cruzcampo

Ayer falleció en Sevilla, a los 85 años, José María Olmedo Rivero. Aunque fue maestro cervecero (era experto en enseñar a todo aquel que se le acercaba cómo se tenía que presentar una buena cerveza), en realidad fue siempre un maestro de vida.

Persona espléndida, le gustaba ejercer de buen anfitrión allá por donde iba. Punto de encuentro generacional, quienes lo conocían lo describían como «pilar fundamental maravilloso», «gente con la que se quiere estar porque son disfrutones», «nexo de unión de una gran familia» en la que siempre puso los medios para permanecer juntos.

Embajador de Chipiona, José María era sevillano de San Juan de Aznalfarache. Cuarto de quince hermanos (dos misioneros en Argentina —uno de ellos, obispo— y dos monjas), tras entrar en Construcciones Aeronáuticas, a los 23 años, pasó a vender cerveza e ingresó en la entonces Cruz del Campo en 1959. Pertenecía a la primera promoción de inspectores comerciales que entró con examen.

Tras varios años en Sevilla, Huelva y Extremadura, en 1962, poco tiempo después de contraer matrimonio con Lola Ramos, pasó a dirigir la pequeña fábrica que la empresa tenía en Mérida, decisión que marcó su trayectoria en la compañía y de la que dijo ser su «mejor escuela de formación». En 1968 regresó a Sevilla para encargarse de la Dirección de Ventas de La Cruz del Campo y en 1987 fue nombrado subdirector general comercial y llegaría a ser director general comercial. Fue consciente de la transformación del mercado cervecero con la llegada de grandes superficies, hipermercados y la diversificación de marcas. A partir de los 60 tuvo por objetivo dedicarse a su familia, mujer, hijos y nietos, misión que realizó hasta que los achaques de la edad se lo impidieron.

Hoy deja el canasto lleno. Maestro de vida, siempre tuvo lecciones y buenos consejos para todos aquellos que tuvimos la suerte de conocerlo y a los que a lo largo de estos años nos trató como a otro hijo más.

Descansa en paz.