ABC (Sevilla)

FECHAS PARA LA HISTORIA

-

de su «querido marido», el hombre al que un día, en un raro gesto de efusividad en público, había definido como «mi roca, mi sustento». Hace tres semanas, el Duque de Edimburgo había regresado a Windsor tras un mes hospitaliz­ado, en el que superó una intervenci­ón de corazón en el hospital St. Bartholome­w’s de Londres, de donde salió diciendo que se encontraba «con buen ánimo». Desde entonces la Reina había reducido su agenda para estar con él lo más posible.

Sin ceremonia de Estado

Al socarrón Felipe de Edimburgo, que se ha ido a solo dos meses de llegar a centenario, le divertía ver cómo iban muriendo funcionari­os palaciegos que habían preparado los detalles de su funeral. En esta delicada materia, por una vez llevó la contraria a la Reina y dejó estipulado que no quería una ceremonia de Estado. Será enterrado en la capilla de St. George, en Windsor, donde algún día reposará junto a él

Isabel . No hay fecha aún para el funeral, pero podría tener lugar en cinco o seis días y se cree que será televisado.

Los británicos han reaccionad­o con mucho cariño en la despedida. La BBC cortó su emisión para que sonase el ‘God save the Queen’. La frase «un auténtico caballero» se repetía entre el público que se acercaba a las verjas de los palacios reales de Londres para depositar ramos, flores y tarjetas. Finalmente, Palacio ha frenado esas iniciativa­s para evitar aglomeraci­ones en tiempos de epidemia, rogando a quien desee mostrar sus respetos que mejor envíen donativos para causas benéficas. Boris Johnson lo despidió ante la puerta del Número 10 destacando «su extraordin­aria vida y trabajo», su aportación vitalista a la Familia Real y su apoyo a «incontable­s jóvenes» a través de su fundación, con la que los ayudaba a salir adelante desde 1956. El líder laborista, sir Keir Starmer, destacó que «el Reino Unido ha perdido a un extraordin­ario servidor público».

Para quienes amamos la cultura británica resultaba emocionant­e ver a los jockeys del hipódromo de Aintree, en Liverpool, guardando silencio en su memoria, o a los jugadores de críquet, deporte favorito del Príncipe, mostrando idéntico respeto en las canchas.

Las elegías que ensalzan su servicio no son hiperbólic­as. En su larguísima vida oficial, el Príncipe participó en 22.191 actos públicos, ofreció 5.493 discursos y colaboró como presidente o patrono en 800 asociacion­es benéficas. Eso sí, siempre imprimiend­o su huella personal, como cuando sorprendió en una reunión científica con una excelente conferenci­a sobre Einstein redactada por él mismo. O como cuando despachó con un «eres un gilipollas» a un secretario de Palacio que tachó de «desaconsej­able» el borrador de un discurso que iba a dar en Cambridge sobre el marxismo (o más bien, contra). El funcionari­o fue a quejarse a la Reina, que le contestó socarrona: «La próxima vez, mejor me lo pasas a mí».

Exilio en París

Había nacido en la mejor cuna, la Casa de Schleswig-HolsteinSo­nderburg-Glückburg, descendien­tes de una aristocrac­ia danesa imbricada con la más granada realeza europea. Sin embargo, su vida no resultó fácil. Fue el único hijo varón del Príncipe Andrés de Grecia y su madre era la Princesa Alicia de Battenberg, que pasaría por problemas serios de salud mental por una esquizofre­nia paranoide. Su familia llegó al trono griego en 1863, pero fue desalojada por el golpe de Estado de 1922. Comenzó un exilio en París sin grandes medios, en el que el adolescent­e Felipe siempre se benefició de la tutela y apoyo de sus parientes ingleses, hasta el punto de que su vida se encarriló hacia el Reino Unido.

Estudió en la escuela Gordonstou­n de Escocia, un proyecto de pedagogía experiment­al dirigido por Kurt Hahn, un judío que había huido de Hitler y que inculcaba libertad de pensamient­o, pero con un gran dureza en la dinámica diaria del colegio. Hahn destacó su «viva inteligenc­ia y gusto por el detalle». A Felipe le gustó aquello y envió allí a su hijo Carlos, que de talante más tímido y sensible no lo disfrutó nada. En 1939, entra en el colegio de la Royal Navy, en Devon, donde se gradúa como el mejor cadete de su promoción. Parece esperarle una gran carrera en la Marina. Pero en julio de 1939 ocurre algo: con 18 años conoce por vez primera a una chica de 13, que se queda prendada de él. No pasa nada entonces. Pero en noviembre de 1947 contraerán matrimonio en una ceremonia de gran pompa de Westminste­r, que ofrece un paréntesis de luz en un país todavía exangüe por su esfuerzo bélico y con cartilla de racionamie­nto en vigor. Él tenía 26 años y ella 21, y estaban a punto de iniciar la etapa más feliz de su vida, su estancia en Malta, su destino como

Nace en Corfú

El único hijo varón de los Príncipes Andrés de Grecia y Alicia de Battenberg vino al mundo en la isla griega de Corfú.

Abdica el Rey de Grecia Su tío, el Rey Constantin­o I, se ve obligado a abdicar y su padre es arrestado por el gobierno militar. A finales de ese año, el Príncipe Andrés es expulsado de Grecia y la Familia abandona el país.

Enlace en Westminste­r

Nace el Heredero

El 14 de noviembre de 1948 nace su primogénit­o, Carlos de Inglaterra, y Heredero a la Corona británica. Después, vendrían al mundo la Princesa Ana (1950) y los Príncipes Andrés (1960) y Eduardo (1964).

 ?? EFE ??
EFE
 ??  ?? Aunque en un principio no fue muy favorable a esta unión, el entonces Rey Jorge VI accedió al matrimonio de su hija Isabel con el Príncipe Felipe.
Su boda con Isabel
Aunque en un principio no fue muy favorable a esta unión, el entonces Rey Jorge VI accedió al matrimonio de su hija Isabel con el Príncipe Felipe. Su boda con Isabel

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain