Medalla Pro Ecclesia et Pontifice La Iglesia distingue la «entrega» de Rafael Manzano y Enrique Ybarra
Asenjo ensalza «la trayectoria de servicio a la Archidiócesis» de los dos premiados
El arquitecto Rafael Manzano y el empresario Enrique Ybarra fueron ayer homenajeados por su «larga trayectoria de servicio y entrega generosa a la Iglesia en Sevilla». Como reconocimiento a su labor, monseñor Juan José Asenjo solicitó al Papa la medalla Pro Ecclesia et Pontifice para ellos, la mayor distinción que realiza la Iglesia Católica a los laicos, que se entregó a mediodía a ambos en el Palacio Arzobispal. Se trata de una cruz instituida por León XIII en 1888, con motivo de la celebración de sus cincuenta años de ordenación sacerdotal, que es conferida como premio a la fidelidad a la Iglesia y el servicio distinguido a la comunidad eclesial. La otra persona distinguida con la medalla ha sido Patricio Rodríguez-Buzón y Calle, experto en arte religioso, que recibió la medalla por la tarde en la iglesia colegial de Osuna, su localidad.
Monseñor Asenjo destacó algunas de las razones por las que estos tres sevillanos recibirán en unos días la citada distinción papal. Ambos han pedido al Arzobispo que trasladara al Papa Francisco su gratitud por esta concesión, al tiempo que reafirmaban su compromiso de seguir sirviendo a la Iglesia allí donde se les solicitara. El secretario general, Isacio Siguero, leyó una breve reseña biográfica de ambos, en la que destacaban sus servicios en distintos momentos a la Iglesia diocesana. En su alocución, el arzobispo agradeció las trayectorias de ambos, vinculadas a la Iglesia en el ámbito arquitectónico y arel año 2010 obtuvo el Premio Internacional Richard H. Driehaus Prize, máximo galardón mundial a la trayectoria de un arquitecto, considerado el Premio Nobel de la Arquitectura. También es catedrático de la Escuela Superior de Arquitectura y goza de gran fama como profesor cristiano entre su alumnado. «Durante los años de mi servicio a la Archidiócesis de Sevilla me ha asesorado en múltiples casos de forma absolutamente generosa y gratuita, exclusivamente por amor a Dios y a la Iglesia», indicó Asenjo. El propio Manzano recordó las jornadas de colaboración con los prelados sevillanos, desde el cardenal Bueno Monreal hasta monseñor Asenjo pasando por el cardenal Amigo, con quien colaboró durante los preparativos de la primera visita del papa San Juan Pablo II a Sevilla, «en el que fue —el 5 de noviembre de 1982— el día más importante de la ciudad de Sevilla», dijo.
El empresario sevillano Enrique Ybarra, propietario de la cadena autobuses turísticos City Sightseeing —implantada en la mayor parte de las capitales del mundo—, por su parte, «es también cristiano ferviente y ejemplar, casado, con una hija a la que ha transmitido la fe», explicó Asenjo. En esta línea, apuntó que «son múltiples sus obras de caridad con la Iglesia Diocesana y, en general, con los pobres. Siempre está disponible para ayudar a la Iglesia en sus necesidades», señaló. Otro dato destacable es que fue Ybarra quien adquirió un medallón de época visigótica (seguramente un pectoral de alguno de los obispos de la mitad del siglo VII, San Leandro o San Isidoro), hallado en las inmediaciones de la ciudad romana de Itálica. El empresario lo puso entonces a disposición de la archidiócesis para que figure en el museo catedralicio y encargó un buen número de reproducciones en oro, plata y cobre para que el arzobispo instituyera la medalla Pro Ecclesia Hispalense, algo que valoró mucho en sus palabras de ayer el propio arzobispo. Ybarra aprovechó su discurso de agradecimiento tras recibir la medalla para recordar la figura de su padre, Ramón Ybarra, «de quien aprendí cuatro cosas que él consideraba esenciales: la fe, la familia, el respeto y el ejercicio de la caridad».