«Soy de la generación que se creyó la fantasía comunista»
‘Transbordo en Moscú’ cierra la trilogía del movimiento de Rufo Batalla, alter ego del autor y protagonista de ‘El rey recibe’ y ‘El negociado del yin y el yang’
te con los mismos personajes.
–¿Y lo de las leyes del movimiento? Pensaba que aludía a las de la FEN y en la novela cita las de Newton…
–El Reino Unido está muy mal. Te das cuenta cuando vives allí un periodo largo de tiempo. Yo resido en un barrio muy bonito y el centro de Londres sigue siendo una maravilla con sus teatros y museos, pero cuando te aventuras por otros barrios ves que todo está muy abandonado. En la City nadan en la abundancia, pero es una burbuja: el inglés medio vive mal, en plan ‘hooligan’, solo le interesa el fútbol. Si sales de la capital te encuentras un país en desguace: Manchester, Liverpool…
–Rufo vuelve a recorrer el Telón de Acero.
–Es la historia de mi vida. En mi juventud tonteé, como tantos compañeros de universidad, con el FELIPE y el PSUC, pero nunca llegué a ser un comunista convencido. Me aburría terriblemente y algunos me acusaron de ácrata porque no leía novela social. Toda la interpretación de la Historia se hacía según la metodología marxista. Soy de la generación que se creyó la fantasía comunista que se vino abajo con toda la razón.
–Y Eduardo Mendoza quiso conocer el supuesto paraíso.
–Viajé a Praga poco antes de la primavera del 68 y me llevé un buen chasco: allí envidiaban la España de Franco. Cuando Naciones Unidas me contrató estuve en Gdansk, en los primeros compases del sindicato Solidarnosc. La Polonia comunista era grotesca: te vendían antigüedades y el mismo vendedor te denunciaba en el aeropuerto. Cobré derechos de ‘La verdad sobre el caso Savolta’ en eslotis; miles de eslotis que no sirvieron de nada porque allí solo querían cobrar en dólares. Al final le di todos los eslotis al taxista que contraté para que me sirviera de guía: para él, mucho dinero; al cambio, quinientas pesetas. Eso sí: no había gente durmiendo en la calle y los poetas eran héroes nacionales. En Polonia, los poetas son comoco aquí Messi.
– Moscú culminó el desengaño.
– Esperaba revivir el Moscú de Tolstói y mem encontré con Las Vegas. ¡Aquellas callesc llenas de neones!
– Novelas autobiográficas… Rufo se ccasa con una rica heredera de la bur