El frío interior de Marichalar
LA ESPUMA DE LOS DÍAS
esulta un alivio que la semana arranca sin el tema tostón de la temporada: se acuerda de su madre, o al revés.
Rfue cámara de profesión, y marido de
Murió en Madrid, en mayo de 2013. Un juez dio como causa del fallecimiento «el ahorcamiento voluntario», validando las tesis establecidas por el informe forense al respecto. Se descartaba así el asesinato. Se archivó la causa. Ahora los padres de Biondo, desde Italia, regresan a lomos de su caballo único de batalla: «La hipótesis del suicidio nunca ha convencido a nuestra familia. Mario ha sido asesinado. Y fue premeditado». Traen novedades porque según estudios de última hora Mario no estuvo solo en la noche última de su vida. Así lo apuntan hoy unas investigaciones de rescate del ordenador de Mario, y del móvil. Los padres siguen creyendo, o queriendo creer, que Mario no fue víctima de un azar de infortunio, sino de un asalto criminal. Nos espera el pasado.
MMario Biondo chez Silva.
cumple 58 años, y lo celebra con sus hijos y pero sin que ninguno se salte las medidas anti-Covid. Esto ya es novedad en los hijos de Marichalar, que han salido muy pasajeros en tiempos de poco viaje, o ninguno. La novedad, de cualquier modo, es el propio Marichalar, que es hombre desaparecido del escaparate, desde hace años, y ahora asoma, muy puesto de barba monumental, aunque se le vea poco, por la mascarilla. Tuvo un trato deferente y asiduo, por su parte, hace unos años, y siempre le preocupó la juventud expuesta que esperaba a sus hijos, porque él sabe que la vida de fama no es vida. Me ponía de comer en Viridiana, generalmente, y nos daban las seis. La pasmina no se la quitaba, quizá por estampa sostenida, y acaso por algún frío no ambiental sino interior. Es hombre de pensar, y pensar a veces es padecer, que es como decir que a menudo llevas un invierno dentro. A Marichalar le cuadra mucho el don, o sea, el don Jaime, por alto, y por serio o ensimismado. Vive de divorciado con sentencia de tal, y con el divorcio regresó al rango de particular, pero de particular dandi, que es como lo conocimos, antes de que se casara con la hermana de Se han dicho de él infamias, pero yo le he visto siempre muy
arichalar Victoria Federica, Felipe VI.
MOSQUERA
pendiente de sus hijos y de la salud propia. Se come el coco. Aguantó los chaparrones de embustes sobre las causas de su isquemia bebiendo agua mineral y no descompuso nunca el perfil quieto de una aristocracia que él lleva por dentro, tenga o no tenga el título de duque en vigor. La elegancia es un modo de estar es un cóctel. Pero también de no estar, como ahora. El lo sabe desde siempre.
Rocío Carrasco
que aún existe, ha respondido a Rocío Carrasco, que la cita así en su documental: «Para mí esa persona no existe». De modo que la persona que no existe, Raquel, igual asoma enseguida en un plató, a soltar su verdad, que es lo que se estila, en estos casos. «La ver
aquel Mosquera,
Rdad sólo tiene un camino», ha dicho Mosquera, como si fuera Platón con corsé. Raquel fue, antaño, la peluquera global, y ahora también un poco, sólo que en otro plan. Fue amiga de Rocío Carrasco, o casi, cuando Rocío era Rociíto, y ahora ya no. Fue mujer de
pero ahora ya no, porque es su viuda. De modo que igual se va a largar con Cuando Raquel se desabrocha, se anima el patio. Se ha desabrochado, en la tele, a veces, y también se desabrochó en póster, cumpliendo un canto a la opulencia erótica, con aires de pin-up de barrio, y un peinado de adorno, a lo
de polígono. Mosquera venía de ser una chica con medio armario de señora antigua, de comensal sin complejos que asomaba en los retratos en plan musa de albornoces de balneario, todo a cambio de pegarse gratis una semanita de playa por el mundo, al costado del citado Pedro Carrasco, marido primero, por poner la cosa en orden y en su sitio. Hasta vimos a Raquel alguna
dro Carrasco, rilyn Jorge Javier. PeMa
vez posando, casi mar adentro, con los delfines de la zona, como una sirena bien criada, y a falta de la última dieta, o la penúltima. En una época, no fue mujer de cobrar exclusivas, sino de cobrar viajes, más bien. La veíamos contenta, eso sí, y el ánimo mejora mucho la lámina, naturalmente. Mosquera le pilló vicio a reportajes quizá sobrantes, con mucho palmeral de fondo, o bien a orillas de la piscina, como si luego esas fotos sólo las fuera a ver la familia escueta. Como si nos las fuera a ver ni siquiera la propia familia. Durante un tiempo, vino a ser un cruce de vacación y pena, un cruce de Bahamas y la López Ibor. Luego, hasta se lo montó de maciza sexi, y se puso el pelo color pero de una Lady Gaga de extrarradio y que no le regaña a la báscula. Igual vuelve a la familia, pero desde un plató. Y puede sospecharse que se espera antes a la madrastra de Rociíto que a la consorte de Carrasco. La verdad sólo tiene un camino. Y lleva a Telecinco.
Fue amiga de Rocío Carrasco cuando Rocío era Rociíto, y ahora ya no
Lady Gaga,