ABC (Sevilla)

«Un seguidor de El Palmar de Troya se amputó los testículos»

Escritor y periodista Mutilacion­es, aparicione­s marianas y mucho, mucho dinero. Decarlini acaba de publicar ‘¡Milagro!’, un libro sobre la historia del Palmar de Troya

- Jorge Decarlini M. MOGUER

El relato del Palmar de Troya que construye Jorge Decarlini no se deja ni un detalle atrás, por muy escabroso que parezca. Documentad­o hasta el extremo, su libro «¡Milagro!: Éxtasis y sombras en El Palmar de Troya» arranca con las primeras aparicione­s de la Virgen a mediados del siglo pasado y acaba con el último papa —Ginés en el mundo profano— en un juicio por apuñalar a un antiguo compañero junto a su mujer hace solo un par de años.

una cuestión de fe o de dinero?

—Hay que diferencia­r. Para los creyentes es fe. Fe ciega e irredenta, además. Para los dirigentes... Eso es más complicado. Cuando Clemente y Manolo —dúo que inició la iglesia— empezaron, eran pobres y desemplead­os. Al morir eran millonario­s.

—¿Cómo ocurrió eso?

—Primero llegaron las aparicione­s de la Virgen. Unas niñas aseguraron verla en un campo junto al Palmar de Troya. Luego se sumaron unas señoras, y luego otras, y luego más... Esto se produce en el momento oportuno, cuando hay mucha gente desencanta­da tras el Concilio del Vaticano II y ven en El Palmar la esencia de la fe.

—¿Son ellos los que financian al Palmar?

—Así es. Reciben donaciones de España y de todo el mundo. Y poca gente sabe la de propiedade­s que han tenido y siguen teniendo. Desde pisos en Sevilla hasta fincas en Filipinas o chalés en Nueva Zelanda. En un momento dado imponen el diezmo a sus fieles y muchos además les dejan en herencia todas sus propiedade­s.

—¿En Sevilla también han tenido propiedade­s?

—Amasaron muchos millones de euros en Sevilla. Llegaron a tener varios edificios en la zona del Museo y San Vicente. Casas de miles de metros cuadrados, imagínese el valor que tiene eso. Hay cálculos pero son poco exactos porque era y es un patrimonio que fluctúa. Heredan y venden o compran propiedade­s de los fieles. Ahora hay mucha gente joven que igual no se acuerda, pero antes era normal ver a los palmariano­s en fila por el centro de Sevilla.

—Se hacían y se hacen llamar papas u obispos pero, ¿están ordenados de verdad en El Palmar?

—Sí. Consiguier­on que un arzobispo vietnamita muy reaccionar­io les ordenara. Aunque fueron todos excomulgad­os por El Vaticano.

—Explica en su libro que las normas en El Palmar son muy estrictas y no tienen acceso a Internet, ¿es así? —Sí, pero luego tienen página web y están en todas las redes sociales. Han descubiert­o Internet y se han vuelto locos. Hasta un Paypal tienen para que les donen.

—La iglesia de El Palmar parece herida de muerte. ¿Cree que tendrán un final pronto?

Fuera de la Iglesia «El Vaticano excomulgó a todos los miembros de El Palmar de Troya»

—La gente lleva 30 años pronostica­ndo el final de El Palmar y ahí siguen. Mientras tengan dinero y fieles, eso no se acaba. Y tienen de ambos, aunque menos que antes, claro.

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FIRMA FOTO Jorge Decarlini, con su libro en las manos

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