ABC (Sevilla)

El papa que lo dejó todo por una mujer

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—Las pequeñas historias dentro del gran relato del nacimiento y desarrollo del Palmar de Troya son tremendas. ¿Cuáles son las dos que más le impactaron al escribir su libro? —La primera igual es la más tremenda... Un señor cubano llegó a Sevilla para unirse a los palmariano­s y acabó amputándos­e los testículos. Da una medida de lo delirante en algunos casos de los seguidores del Palmar. ¿Qué se te pasa por la cabeza para amputarte los genitales? Y no es el único caso. También hay quien se destrozó la zona con anillos. Verdaderas carnicería­s.

—¿Y la segunda?

—Siempre me ha parecido muy curioso cuando Clemente, el primer autoprocla­mado papa del Palmar, fue a Alba de Tormes. En la iglesia donde guardan las reliquias de Santa Teresa entró una mujer cuando él estaba allí. Era ciego y alguien, puede que su lazarillo, le dijo que la señora que había llegado no vestía con el recato que los palmariano exigen así que Clemente, sin saber dónde miraba por su ceguera, se puso a insultar a la mujer. Con tan mala fortuna que en un momento dado empezó a lanzar insultos a la zona donde estaban los restos de Santa Teresa, no donde estaba la señora. Se corrió la voz entre los vecinos de que Clemente y los palmariano­s estaban insultando a la santa y los curas del Palmar tuvieron que salir corriendo porque los apalearon. Además tiraron sus coches al río y no contentos con eso, al ver que tampoco habían quedado muy destrozado­s, les metieron fuego.

—Volviendo al principio: ¿cómo surge la iglesia del Palmar de Troya? ¿Es

El penúltimo papa del Palmar, Ginés Hernández —Gregorio XVIII para sus fieles—, pasó de sumo pontífice dentro de su iglesia a fugarse con una mujer, con la que se acostó en un hotel de Granada escoltado por dos acompañant­es. «Él contó que cuando mantuvo relaciones con Nieves solo le molestaron sus dos escoltas, que le llamaban al móvil todo el rato desde la habitación de al lado», señala Decarlini. Este expapa acabó viviendo en Granada con Nieves, con la que se casó. Antes se llevó el «papamóvil», un coche blanco de lujo. Pero su historia no acaba ahí. Tanto Ginés como su esposa acabaron en el banquillo de los acusados por entrar embozados en El Palmar a robar y apuñalar a un cura que les hizo frente. El exsumo pontífice palmariano fue condenado a seis años de prisión por esos hechos y Nieves, a cinco. Además, sobre ellos, señala Decarlini, siempre ha pesado la duda de cómo mantienen el elevado tren de vida que llevan.

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